viernes, 29 marzo, 2024

LA MIRADA DE DIOS. DEJARNOS MIRAR POR JESÚS

Los ojos deseados, que tengo en mis entrañas dibujados (San Juan de la Cruz).

Esos ojos que tuvieron también dibujados en las entrañas Juan, Andrés y Pedro, tal como nos lo presenta el Evangelio de Juan en el capítulo 1 versículos 35 a 42. Es un texto que debemos leer con el corazón y en el que ocupan el primer lugar las miradas. La escena del seguimiento de aquellos dos discípulos que dejan a Juan el Bautista y siguen a Jesús está atravesada de manera muy viva por el intercambio intenso de miradas: de Juan hacia Jesús (v. 35); de Jesús a los dos discípulos (v. 38); de los discípulos a Jesús (vv. 38-39. El evangelista utiliza verbos diferentes, pero todos cargados de distintos matices, de intensidad; no se trata de miradas superficiales, distraídas, fugaces, sino más bien de contactos profundos, intensos, que parten del corazón, del alma. Es así que Jesús, el Señor, mira a sus discípulos y nos mira a nosotros; es así también que nosotros deberíamos aprender a mirarlo a Él. De manera especial es bello el verbo que abre y cierra el pasaje: “fijar la mirada”, que significa literalmente “mirar dentro”.

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