Cuando una persona pasa mucho tiempo en la cárcel, al salir, uno de los muchos problemas a los que se enfrenta es que no puede mirar al horizonte porque se marea. En la cárcel su horizonte se limita a unos cuantos metros tras los cuales se alza un muro que le impide ver más allá. Sus ojos se acostumbran a ese límite y, al salir, enfocar más lejos de esos metros es muy complicado y se hace muy costoso.
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