Mariano Sedano
Misionero Claretiano (San Petersburgo, Rusia)
A mis “dominae et sorores” de San Paio, faro de estabilidad itinerante, sorores de Egeria.
Hela ahí. Una mujer norteña. Inquieta peregrina desde el finis terrae hasta Jerusalén, donde pasará tres años, alternando viajes a la Tebaida, Sinaí, Edessa y Mesopotamia. En el 384 regresa a Constantinopla y planea volver a su patria. No sabemos si lo hizo. Las últimas palabras de su relato huelen a despedida, incluso de la vida: “Acordaros de mí, esté en mi cuerpo, o fuera de él”. Hasta ahora, todos la daban por monja, porque su diario de viaje (Itinerario de Egeria, BAC, Madrid, 1978.) tiene forma de cartas a sus “hermanas y dueñas”.
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