Hace poco una amiga cumplía años y haciendo memoria nos dimos cuenta de que comenzamos a ser amigos hace más de 30 años.
A mí me empiezan a dar un poco de vértigo esas cifras, pero a la vez me produce mucha alegría ver crecer la amistad, acompañándonos en las duras y las maduras, los nacimientos y los fallecimientos, las alegrías y los desgarros,… pero sobre todo con la confianza de que la otra persona va a estar ahí, la necesites o no, compartiendo la vida, los silencios, los éxitos y los fracasos.
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