Desdoblamientos

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En la escena de la mujer que ungió a Jesús en casa del fariseo (Lc 7,36-49) siempre me llama la atención un detalle incongruente del texto: «Entonces Jesús, volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón…». Vamos a ver: si los dos estaban reclinados a la mesa y la mujer estaba situada a sus pies ¿no es una postura rara la de dirigirse al fariseo que está enfrente girado hacia la mujer que está detrás? Me atrevo a pensar que con ese gesto corporal, estaba expresando «de parte de quién» estaba y que aquella mujer, derretida de agradecimiento, le tenía ganado el corazón. Así que, aunque por fuera se dirigía a Simón, por dentro estaba vuelto hacia ella.

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