Acompaño a una hermana polaca de paso en España, visitamos en Segovia la tumba de san Juan de la Cruz y leo en una vitrina una carta del santo dirigida a Doña Juana de Pedraza: “Nunca mejor estuvo que ahora, porque nunca estuvo tan humilde ni tan sujeta”.
La afirmación me descoloca por lo firme y lo rotunda y mi sistema defensivo se pone en pie de guerra: ¿Cómo es eso de “estar mejor” estando “sujeta”? ¿No procede de una teología medieval y dolorista ya superada? ¿No estamos creados para ser libres? Hasta ganas me dan de escuchar otra vez a Nino Bravo cantando aquello de “Libreeeee, como el sol cuando amanece yo soy libre…”.
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