MATHEW VATTAMATTAN, SUPERIOR GENERAL DE LOS MISIONEROS CLARETIANOS

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general_vatAcaba de ser elegido. Todavía no nos ha dicho nada. Los que dedicamos la vida a escribir, sin embargo, estamos ya llenando de palabras un momento sin duda intenso, interesante e inédito.

Se trata del décimo tercer sucesor de San Antonio María Claret. Un hombre que se gastó por hacer palpable la cercanía de Dios a todas las personas, todos los lugares y todas las culturas. Mathew es un ejemplo vivo de ello. Pertenece a una región, Asia, y un país, India, en donde el carisma claretiano caló, cuajó y dio fruto.

Tiene esa síntesis ideal que conjuga armónicamente su origen, con valores siempre sorprendentes de silencio y contemplación, con una sólida formación en Teología y psicología. Conoce la historia de nuestra congregación y vibra con el momento actual en el que el carisma se llena de actualidad, urgencia y posibilidad.

Pertenece a una Congregación universal. En ella lleva sirviendo años fundamentalmente dedicado a la formación. Las nuevas generaciones de claretianos conocen su inquietud y entrega; su confianza y esperanza.

Hace unos meses estuvo en nuestra revista. Además de expresar su cálida cercanía, le movía un interés claro que no era otro que llegase a Asia (y a los asiáticos que se forman en Europa) la reflexión que los autores y autoras vierten en nuestras páginas. Los jóvenes religiosos y religiosas, aquellos que están llamados a significar la gratuidad de Dios en todos los rincones del mundo comparten orígenes y también necesidades: conocer las fuentes, empaparse de una reflexión acrisolada en el tiempo y amar los procesos de crisis de aquellos sitios en los que la vida religiosa se va gastando o, incluso, acabando. Porque esa crisis forma parte de la pedagogía de Dios para pronunciar la palabra llena de novedad que es la nueva vida religiosa.

Los textos, las intuiciones, los artículos, las reflexiones y las personas… en su momento, se los brindamos a Mathew… estoy convencido que formará parte de su servicio de renovación y, hasta reforma, de esta vida religiosa que sirve y ama al mundo, y a la que su Congregación tiene una dedicación especial.

Mi Congregación esta feliz y serena. Es un paso más en este caminar en “fidelidad al Espíritu”. Es nuestro primer general nacido en Oriente, pero no es el primero venido de Oriente. La universalidad está en nuestro ADN y es quizá la fuerza más significativa y novedosa para este presente que se está escribiendo.  Por eso Mathew guiará, con su equipo de gobierno, los pasos de los claretianos hacia esas fronteras culturales, ideológicas y geográficas donde la Palabra o no llega o llega silenciada o confundida; donde la esperanza es pasado; o donde el poder no permite el acceso a la justicia… Creo que no me equivoco si afirmo que vienen tiempos… y ya están aquí, en los que la misión claretiana será un clamor, humilde pero incesante, recordando a nuestro entorno que el proceso de abrir fronteras y vallas no solo es posible, sino imprescindible y, además, empieza en el propio corazón.

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