Podemos realizar nuestras clases de religión o teología, nuestras homilías y oraciones o celebraciones, con gran entusiasmo. El entusiasmo por unas ideas, unas prácticas, no nos convierte automáticamente en “creyentes”
José Cristo Rey García Paredes, cmf
Consejo de dirección de VR
La pregunta
Quienes pertenecemos hoy a la vida consagrada –en cualquier país y continente– nos preguntamos si somos capaces de transmitir la fe. Lo que parecería obvio no lo es tanto. Es evidente que estamos todos ocupados en el servicio a la fe: damos clases de religión, preparamos para los demás, liturgias, oraciones, celebraciones de la Palabra, organizamos encuentros, marchas, peregrinaciones. Podemos incluso tener nuestras agendas llenas. Exteriormente estamos “al servicio de la fe”. Pero ¿qué decir cuando enfocamos nuestra interioridad? ¿Nos habita la idolatría o el “ateísmo interior”?
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