Roberto d’Aubrissel

Mariano Sedano

Misionero Claretiano (San Petersburgo, Rusia)

Era cura e hijo de cura. Tenía mujer y había heredado, como algo natural, la parroquia del padre. Algo “normal” en tiempos de simonía y nicolaísmo en la Iglesia. Pero desde mediados del siglo XI soplaban vientos de reforma, buscando libertad. Acotar las cortapisas feudales y exigir el celibato serán sus expresiones. Roberto se contagia de este nuevo espíritu. Renuncia a la parroquia y abandona a su mujer. Se implica tanto en la reforma, que su obispo le confía renovar la diócesis entera. Lo hace con tal ahínco que, al morir éste, quienes sufrieron invectivas y correcciones de Roberto quieren acabar con él. El nuevo obispo lo aleja de la diócesis. Roberto siente la llamada a la austeridad radical. Elige la vía del desierto en la foresta. Vive en soledad, silencio, trabajo y oración. Crece su fama y le llueven los discípulos. Tantos, que hay que construir un monasterio para acogerlos.