No es la primera vez que me encuentro ante expresiones similares, pero esta vez me dieron mucho que pensar. En un encuentro personal de acompañamiento con un joven majísimo, de esos que rezuman generosidad, compromiso y alegría (y, ojalá, “vocación”, me decía yo para mis adentros) me dice: la verdad es que los Hermanos sois excepcionales (¡gracias!).
¡Siempre trabajando! (¡oh, no!). En la vida podría ser como vosotros… (¡adiós!).
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