Es indudable que algunas cuestiones importantes de la vida, como la comunidad, han cambiado. Aunque quizá más coherentemente tendríamos que decir que ha cambiado nuestra percepción sobre la misma porque hemos cambiado quienes estamos convocados a vivir en ella
Luis A. Gonzalo Díez, cmf
Director de VR
Observamos cómo se reiteran llamadas a la construcción de un determinado modelo de comunidad. Algo que, en sí, no existe más que en el imaginario de un recuerdo y unas formas que hoy no existen. Nos falta creatividad para dar forma a estructuras que, siendo verdaderamente nuevas, sean también verdaderamente evangélicas. Hay demasiadas personas en un «entreacto» de silencio, espera, sufrimiento o individualidad como para que el asunto no sea el más grave de los que afectan a la vida consagrada de nuestro tiempo.
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