Es un signo de los tiempos. De este tiempo. Y es que se nota demasiado que a un buen número de cristianos (léase laicos, religiosos, presbíteros y obispos) este pontificado les ha pillado con el pie cambiado. La mayoría de los cristianos, no obstante, están experimentando una liberación notable en las «vías respiratorias», con la consiguiente calidad de vida (cristiana). Entre el público descolocado, algunos se apresuran en coger el ritmo y hacen verdaderos esfuerzos por no desentonar (aunque se les nota demasiado que bailan una danza que no es la suya); otros empiezan a enseñar “desafines” porque ya es mucho… Ni aquellos que se escandalizan, ni los que leídos dos titulares se entusiasman han entrado, todavía, en el mensaje del Papa de nuestro tiempo. Juzgan, opinan y construyen su ilusión o depresión en «lo que dicen que dijo». Una vez más, para las grandes reformas necesarias; para entender bien este momento histórico hace falta leer, pensar y orar… Así de claro.
Acaba de publicarse una larga entrevista del Papa Francisco concedida a las revistas de la Compañía de Jesús. Más que entrevista, como bien apunta quien la hizo, Antonio Spadaro, Director de la Civiltà Cattolica, se trata de una larga conversación. En ella descubrimos al hombre, el cristiano, el religioso, el arzobispo… hoy Papa Francisco.
Es probablemente el documento mejor, hasta la fecha, para conocer al Papa. Hasta ahora, en realidad, estábamos mareando, proyectando y aprovechando las palabras del arzobispo de Buenos Aires. Y las cosas han cambiado radicalmente. Sin sorpresas, pero sin frases de galería. Refleja bien la hondura que el Espíritu quiso regalar a su Iglesia en el Pastor de Roma. Razón y fe, revista hermana, ofrece su lectura a todos, www.razonyfe.org
Uno puede repasar, incidir, saborear. Es un documento valioso para entender estos intensos seis meses de pontificado. Hay más vida oculta que gestos de pasarela; hay más teología que frases oportunas; hay mucha responsabilidad, sentido común y pasos en firme en una necesaria reforma de la Iglesia.
Lo mejor de la entrevista es su lectura personal. Sería excelente que en lugar de jalear frases por parte de «los informadores de las cosas de la Iglesia», movamos al personal a una lectura sosegada, paciente, orante y responsable. Cada palabra, bien pensada, es un argumento para crecer en compromiso. Cada uno de los grandes asuntos que aborda, un principio, nada frívolo, de querer abrir el corazón a la suma responsabilidad de acercar el mundo a Dios.
No sé muy bien si el texto del Papa es la guía del cambio; o el cambio es quien guía el texto. Es un hombre desconcertante porque es de Dios, pero sabe a dónde va, porque tiene visión. Y la Palabra de Dios siempre desequilibra, descentra, mueve y anima. Esa es la clave de la reforma. Es evidente que a todos, el Espíritu que habla en este siglo XXI, nos está pidiendo movimiento, salir de lo seguro, inaugurar la vida en fe. Lo demás, que si los de aquí o los de allá; los que hacen o los que hacían; la frase suelta o lo que dicen que dijo… pura ideología, llamada a desaparecer, para construir Iglesia. Como bien apunta el Papa: pueblo de Dios que camina en pluralidad y en comunión.