Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
Mª José Encina Muñoz
Nuestra condición de fragilidad
En medio de nuestra historia, de tanta vida entregada, vivimos un camino espiritual que siempre nos hace navegar hacia una “nueva orilla”. Un viaje existencial que nos lleva a enraizarnos a través del deseo amoroso de encontrarnos con el Señor de nuestra vida. Un itinerario que nos invita a tener un diálogo con nuestra verdad más profunda, quitándonos los muchos ropajes y máscaras que utilizamos para sentirnos más seguros.
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