Literalmente el agustino Luis Marín se está dejando la piel en este itinerario sinodal. Multiplica su cercanía y dedicación y, como consagrado, por supuesto, comparte para VR sus convicciones para que la conclusión del Sínodo sea de calado para la Iglesia, Pueblo de Dios.
Su tarea fundamental es acompañar a los obispos, a las conferencias episcopales para que promuevan este camino sinodal. ¿Hay algo planteado para la vida consagrada, además de su implicación en la iglesia local?
Entrevista a Mons. Luis Marín de San Martín, Subsecretario del Sínodo de Obispos
Luis A. Gonzalo Díez, cmf
Director de VR
El santo Padre nos ha encargado no solo organizar la Asamblea del Sínodo de los Obispos, sino también promover la sinodalidad en la Iglesia. Es un reto tan bello como formidable. Hay que implicar a todos. Por eso nos hemos puesto en contacto con los presidentes y secretarios de varios dicasterios de la Curia Romana, con los de las Conferencias Episcopales (hemos mantenido ya dos encuentros telemáticos por idiomas y está previsto un tercero), con las iglesias orientales católicas, con las asociaciones laicales, con las uniones de superiores y superioras generales (USG y UISG), etc. Y el secretario general ha enviado ya dos cartas a los monasterios de vida contemplativa. Por lo que se refiere a la vida consagrada, ¿cómo participar? A tres niveles:
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