viernes, 29 marzo, 2024

Volver a Casa

Recuerdo que siempre me ha gustado estrenar cuadernos nuevos. Tengo una letra pequeña y bastante ilegible y cada vez que empezaba uno me proponía escribir con más cuidado, pero la intención no duraba más de las tres primeras páginas. Creo que algo así me ocurre cada vez que me dispongo a un curso nuevo. He comenzado por poner orden en mi habitación en ese deseo más hondo de dejarme ordenar por dentro. Recuerdo que un amigo jesuita me dijo hace años en unos Ejercicios: “no es cuestión de infidelidad o de fidelidad (porque arrastro esa sensación de que ando muy distraída ante tanto Amor ofrecido), es cuestión de unificación”, de dejar que la vida encuentre su orden y su equilibrio, y para eso necesitamos tiempo y bajar al centro una y otra vez, volver al Corazón.

 

Cumplo en estos días los cuarenta y seis y, en este pasaje de la mitad de la vida, deseo más que ninguna otra cosa volver a cuidar esa Relación Primera en la que todas las demás relaciones cobran luz y sentido. Cuando escuchamos palabras de vida lo sabemos porque nos hacen bien, como el amor, son sanadoras. Estas palabras he recibido hace unas semanas: “Dar a Dios lo mejor de nuestro tiempo. Exponernos ¿Qué más fruto de la oración que saberte amada? Allí te sientes inhabitada por muchos y tú estás también dentro de la vida de los otros, como la Trinidad, en esa Relación-de-amor en la que somos y crecemos…Entender la existencia como una oportunidad de compartir lo mejor de cada uno”.

Me emociona experimentar que tenemos capacidad de existir “a la manera de Dios”, dando vida, donándose. También es hoy para nosotros esta invitación: “pongo ante ti dos caminos” (Dt 30, 10). Un dinamismo de entrega, de autodonación y recepción del otro, y un dinamismo de apropiación, de autocentramiento y depredación ¿Cómo voy eligiendo en lo cotidiano ese dinamismo de donación?

El amor se hace concreto en tiempo y espacio: ¿Acaso podré dejarme modelar sin bajar al torno del Alfarero? ¿Podré dejarme abrazar, y vestir de fiesta, si apenas me detengo a percibir sus brazos extendidos que me aguardan a lo lejos? Quiero intentarlo y volver a Casa, estrenar este cuaderno de la realidad que vivo y dejar que de verdad sea Otro quien lo escribe, cada día, conmigo.

 

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