Leí hace años, en un libro de lectura espiritual de los que están casi en cada comunidad, una frase que me marcó: “recuerda, cuando mires al hermano al que no aguantas, que también ha sido llamado por Dios a vivir contigo, y que, juntos, estáis invitados a mirar hacia el mismo horizonte”. Me la recuerdo a mí mismo cuando las manías de uno, el volumen de la radio del otro, los despistes de aquel me llevan por el camino de la amargura –momentáneamente, gracias a Dios–. Me hace pensar que igual también yo soy molesto para él, que grita leyendo los salmos, porque los leo muy bajito y no ha entendido en qué página estoy… Son situaciones tan cómicas… y a veces tan trágicas…
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