Encuentro distendido de algunos religiosos de los más jóvenes. Toma la palabra uno y comparte: “Tengo 33 años. Estoy en plena fase de expansión, de actividad, de compromiso, de energía… y hete aquí que me corresponde compartir mi vida, casi 24 horas, con ¡tres ancianos que podrían ser –por edad– casi mis abuelos!”.
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