Viernes por la tarde

Valentina Stilo

Fraternidad Misionera Verbum Dei (Roma)

Camino hacia la colina; desde allí, al atardecer, se ve la ciudad resplandeciente, como una emperatriz en su trono, toda engalanada con luces tan hermosas que los puntos oscuros son un descanso para los ojos, fatigados de tanta sorpresa. Llego al mirador, enmarcado por pinos marinos y poblado de jóvenes y viejos. Observo los rostros, escucho el parloteo, me sumerjo en el susurro de hojas y cuerpos, cuando un hombrecillo con un enorme ramo de rosas rojas y blancas se acerca, los ojos vivaces tras aquel arbusto. “¿Una rosa?”. “¡No, gracias, no tengo dinero!”, lo corto, sonriendo.