Silvia Rozas
Hija de Jesús (Madrid, España)
No es fácil subirse a un tren que está en marcha. Sobre todo, cuando en el ambiente hay un cierto aire de desesperanza, marcado por frases del estilo: “Siempre se ha hecho así” y “Cualquier tiempo pasado fue mejor”. Las dos son signo del mal espíritu que campea a sus anchas cuando las cosas no vienen dadas como nos gustaría: fáciles y consoladoras.
La verdad es que bien sabemos que ningún tiempo pasado fue mejor y que en cada época Dios se encarna de una o de otra manera. Y nuestra misión, la misión de Jesús, es la de anunciar el Evangelio a hombres y mujeres de este tiempo concreto. Y esta misión es Misión Compartida con otros consagrados y, sobre todo, con los laicos. Este tren está en marcha y a buen ritmo. Este camino juntos comenzó para muchos en la misma fundación de sus congregaciones y para otros es un descubrimiento gozoso que complementa las vocaciones específicas y amplifica los carismas. La Pascua es un buen momento para ver esas semillas de vida que alientan el camino de la entrega y hacen frente al mal espíritu que se cuela descaradamente en nuestras congregaciones.
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