Mª Pilar Avellaneda Ruiz, ccsb
Monasterio de la Encarnación (Córdoba)
Ser consagrados y ser discípulos son identidades que coinciden. Siempre estamos aprendiendo –hasta el final– y nunca vivimos de las rentas. Me llena de alegría ver consagrados ancianos que son siempre discípulos en medio de la comunidad, que cada día escuchan, leen, meditan, oran, todavía sedientos de formación y de conversión. La belleza de estos ancianos está en que siembran de alegría la comunidad, por la frescura de espíritu que conservan hasta en su edad avanzada.
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