Opacidad o discreción

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No dar lugar a chismorreos o inventivas que no llevan a ninguna parte

(Sor Gemma Morató i Sendra, OP), 16/06/2021.- No hace mucho, dando un curso sobre la posverdad y las fake news (los bulos de toda la vida aumentados por las redes sociales y a menudo por nuestras ganas de inventar o de sembrar cizaña, que de todo hay) en referencia no solo a los medios de comunicación sino a cómo nos afecta en la vida comunitaria la era de la posverdad (el baremo son las emociones y lo que a cada uno le parece), una hermana preguntaba por qué no lo podemos saber todo, refiriéndose a temas de congregación y/o comunidad. ¿Por qué el gobierno de turno o incluso en algunos lugares el superior o la superiora local no lo explican todo? Argumentaba que en la familia se sabe todo y yo así pensando rápido ante esa pregunta que denotaba cómo se sitúan algunos religiosos y algunas religiosas en su congregación, le decía que quizás nuestros padres no nos lo habían contado todo y ellos sabían de sus cuitas y sufrimientos…

“Radio monja”

Pero yendo a la cuestión, es verdad que es necesario ser transparentes, estamos en la época de los portales de transparencia; ser ágiles en transmitir la información y no dejar que “radio monja” funcione dando primicias tergiversadas, hay que mantenerla apagada y la única manera de que así sea es contar rápido y bien, con detalles para que se entienda y con pedagogía para que se sepa lo justo y necesario para no dar lugar a chismorreos o inventivas que no llevan a ninguna parte. Pero claro, dicha transparencia debe hacer entender que hay cosas que quedan en la caridad debida y en la discreción que merece toda persona y no escasean las veces en que entre todos faltamos a esa caridad y organizamos películas que lo único que consiguen es hacer mella en nuestro corazón y en el bienestar de la comunidad.

No dejar que “radio monja” funcione dando primicias tergiversadas, hay que mantenerla apagada y la única manera de que así sea es contar rápido y bien, con detalles para que se entienda y con pedagogía para que se sepa lo justo

Quienes asumen el servicio de autoridad en esta época de la rapidez informativa deben tener capacidad de informar a tiempo, no es cuestión de ponerse a ventilar cuestiones, pero la opacidad hiere y no genera comunión.

Y lo que me parece horroroso es cómo todavía hoy en día en que estamos comprometidos con la justicia y la paz en el sentido más amplio, tengamos hermanos y hermanas durante semanas o meses sin darles una respuesta adecuada a su cuestión o problema, o un destino que les dé paz y seguridad, pues la espera, la poca información o el poco diálogo hacia quien necesita una respuesta debilitan psicológicamente, desgastan y afectan a la vocación, además de que se genera malestar en esa persona y en su entorno. Es verdad que las prisas son malas consejeras, y hay temas delicados, pero mientras se discierne se debe acompañar a esa persona y no dejar que los días pasen miserablemente. Estas maneras de hacer no sé de dónde vienen, pero aún funcionan en algunos institutos y no se adecuan a cómo vivimos hoy y cómo debe entenderse la vida religiosa hoy.

Preguntas indiscretas

Por otro lado, la discreción es fundamental y hay que saber decirles a las hermanas y hermanos que en reuniones o asambleas preguntan más de la cuenta y disparan preguntas indiscretas que eso no les compete, pues durante muchos años se han sentido amparados por unos superiores que preferían callar ante esas preguntas, ahora si alguno les responde: gracias por la pregunta, pero ¿le gustaría a usted que contásemos su vida, le parece justo y necesario tener que saber todo?, entonces la cosa cambia. Y no sé por qué, pero de normal, los que más preguntan son de los que más se podría contar y los que más llevan la bandera de la justicia y la paz (aunque no vean que demuestran lo contrario).

Que Dios nos asista y nos haga cercanos, decididos, para hacer crecer en humanidad nuestras comunidades.