En el número de julio/septiembre de nuestra revista Vr ofrecemos una mirada con lupa especial, entrañable y escalofriante. La presencia de una comunidad religiosa en un contexto de prostitución en Ciudad Juárez (México). Siempre las opciones de exageración en el amor, que es la vida de consagración, encuentran su sitio y “clima favorable” allí donde se cuestiona la vida. Al lado de las respuestas de las religiosas que viven insertas en este contexto, contamos con el testimonio de dos mujeres que han recuperado, después de años de infierno, las ganas de vivir y el sueño de construir un mundo diferente para que nunca vuelva a ocurrir lo que con ellas pasó. Así comienza el artículo:
El Obispo de la diócesis de Ciudad Juárez, Renato Ascencio León, en repetidas ocasiones había solicitado la presencia de las Oblatas del Smo. Redentor en su diócesis. En el año 2008, atendiendo esta petición, la Sup. General y dos hermanas tuvieron la oportunidad de dialogar con él sobre la dramática situación de la mujer en esta ciudad. Expusieron el deseo de abrir una casa en su diócesis pero también las dificultades que encontraban. Al finalizar la entrevista el Obispo les dijo: «Son muchas las dificultades, pero disciernan, recen y tengan misericordia de esta tierra…»Hoy las Oblatas están en Ciudad Juárez. Comencemos haciendo un poco de historia.
¿Cuánto tiempo llevan las Oblatas al lado de mujeres que ejercen prostitución aquí?
Las hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, desde el año 2010, iniciamos la misión en Ciudad Juárez, lugar de frontera con Estados Unidos.
Para hablar del rostro del acompañamiento de la prostitución hay que hablar del rostro de la mujer en situación de prostitución, el cuál se va gestando desde que la mujer inicia su proceso de liberación.
En la zona de tolerancia, la mayoría de las mujeres nos conocen, les es muy familiar nuestra presencia en el lugar, la cercanía de las hermanas y el diálogo con ellas, en la calle o los pasillos de los hoteles y prostíbulos, es común para ellas. Un encuentro en nuestra casa para celebrar algún motivo (día de la madre, día de la mujer, navidad…), acuden porque saben que la celebración es para ellas.
Esta población en prostitución, tienen un referente a quien acudir, para solicitar cualquier tipo de ayuda e incluso un refugio en momentos donde su vida está amenazada de muerte. Las mujeres acuden a nuestra casa, cuando están enfermas, depresivas, cuando reciben algún tipo de violencia o abuso por parte de la policía o del crimen organizado, cuando «su mamá las corre de la casa» junto con sus hijos, cuando desean un cambio en su vida, en definitiva cuando necesitan de nuestra ayuda.
Constantemente las hermanas nos tenemos que ir renovando para conocer las nuevas modalidades de prostitución, tratamos de renovar nuestros métodos, nos interesamos en ofrecerle a la mujer aquello que expresan en sus necesidades. Nos han expresado, «ustedes son nuestro apoyo, ustedes sí han creído en nosotras, ustedes sí creen que nosotras nos podemos levantar de la droga y la prostitución». El rostro cambia para ellas cuando sienten que alguien las apoya, les brinda respeto, cariño, comprensión, cuando no se les juzga y cuando se les ayuda sin pedir nada a cambio.
¿Qué rasgos puede ofrecernos de la mujer que hoy ejerce la prostitución en Ciudad Juárez?
La mujer que ejerce prostitución en Ciudad Juárez, oscila entre 17 y 65 años de edad cronológica, la mayoría consume sustancias psicoactivas. Estas mujeres provienen de familias disfuncionales y de escasos recursos económicos, algunas son analfabetas y quien tiene estudios, escasamente tiene primaria o con mucha rareza secundaria; no tienen vivienda propia, viven pagando alquiler toda la vida, tienen de 4 a 6 hijos, muchas veces no conviven con ellos, sino que los dejan al cuidado de sus mamás, hermanas o otros conocidos. La mayoría de las mujeres en su niñez, fueron víctimas de abusos sexuales por sus padrastros o algún familiar cercano.
Estas mujeres sueñan con volver a juntar a sus hijos y vivir con ellos en un techo propio. Montar algún negocio donde puedan obtener algún dinero y vivir de esto sin necesidad de tener que regresar al mundo de la prostitución.
Estas mujeres son muy solidarias, colaboran y se cuidan entre ellas, están pendientes de sus compañeras. Creen en Dios, oran a su estilo y se encomiendan a Dios para que las proteja de todo peligro, creen que el único que las ama es Dios. Cuando cambian de vida, lo hacen para siempre. (Artículo completo en Vr jul/sep 2013)