jueves, 28 marzo, 2024

MIRADA CON LUPA

"El líder es como ese grano que crece en tierra fértil…"
Josep Antoni Duran i Lleida. Presidente-Portavoz del Grupo Parlamentario CiU en el Congreso de los Diputados (Madrid)
No es fácil ser líder con resonancia. Tras una personalidad marcada, que aglutina y persuade, se esconden muchos silencios y tiempo de formación, interiorización y escucha… Duran i Lleida es un líder claro. En su condición de cristiano, amablemente, nos deja su visión íntima de un liderazgo comprometido.
Si tuviese que hacer un breve recorrido por la historia personal y profesional… y señalar en él los momentos más significativos se fijaría en…
Mi historia es la de un joven normal, nacido en un pueblo pequeño, que estudia la carrera de Derecho mientras trabaja para pagar sus estudios, que siente devoción por el periodismo y que, tras conocer los postulados demócrata-cristianos, acaba entrando en la vida política y militando en Unió Democràtica de Catalunya. Todo esto transcurre paralelamente a una vida profesional como abogado con despacho propio y como jefe de la Asesoría Jurídica de una de las empresas más importantes de Lleida, responsabilidades a las que fui renunciando para dedicarme sólo a la política. A partir de aquí, también he formado una familia, con mi esposa y tres hijas, y he ostentado diversas responsabilidades públicas y de partido. Y en cuanto a los momentos más importantes, todos aquellos relacionados con la familia y también, cómo no, con la salud.

Usted es un político que se reconoce cristiano. ¿Es un momento bueno para un cristiano en la política activa?
Considero que el cristiano con vocación política como es mi caso no debe renunciar nunca a participar activamente en la vida política. Vivimos una época de crisis de valores y de cierto menosprecio hacia el sentimiento religioso, pero, por eso mismo, la presencia activa de los cristianos en política, hoy en día, es más que necesaria.


Ha dado muestras notables de un liderazgo personal indiscutible en toda ocasión, también en situaciones adversas… ¿Hasta dónde un líder tiene como prioridad conjugar la pluralidad?
Es una pregunta compleja. Entiendo que un líder político debe esforzarse en aunar voluntades y en ofrecer propuestas a los ciudadanos. Cualquier responsable político, sean cuales sean sus responsabilidades, tanto desde posiciones de gobierno como de oposición, debe conjugar siempre la defensa de la democracia y de la pluralidad con la defensa de los propios postulados y convicciones. Por tanto, liderar en democracia significa fomentar la pluralidad y, dentro de ella, luchar por la difusión y aceptación de los propios planteamientos.

¿Qué acepción de líder le satisface más: el que procura que todo y todos funcionen o el que posibilita que cada uno dé lo mejor de sí? ¿Son compatibles estas visiones?
No sólo se trata de visiones compatibles sino totalmente complementarias. Para que la sociedad avance es preciso que todo y todos funcionen, pero cualquier persona sólo se siente satisfecha cuando puede dar lo mejor de sí misma. Cuando ambas situaciones coinciden crece la motivación y el compromiso. La implicación y la asunción de responsabilidades por parte de cada persona es imprescindible para el progreso de la comunidad.
¿Por qué, los políticos, siendo una vocación de liderazgo social, en este momento está tan poco valorada por la sociedad?
Yo creo que la democracia y la política son dos materias altamente valoradas y necesarias. Otra cuestión es que algunos políticos, en determinadas situaciones, no hayan sabido responder a las expectativas de los ciudadanos o se hayan comportado de manera poco ejemplar. Y tampoco ha ayudado mucho los continuos ataques de un partido a otro o el tratamiento escandaloso de algunas noticias por parte de los medios de comunicación. Sea como sea, para la convivencia y el fortalecimiento democrático, la política, una política honrada, es completamente necesaria.

¿Cree D. Josep Antoni que la Iglesia debe liderar la opción por los más débiles en la sociedad? ¿Hasta dónde la intervención, hasta dónde el silencio? ¿Cómo valora las intervenciones de algunos pastores de la Iglesia sobre cuestiones morales o sociales?
La Iglesia, por definición, ha de dedicar una atención muy especial a los más débiles y ya lo está haciendo de una manera a menudo heroica. Por ello, el conjunto de la sociedad debería ser consciente de esta labor importantísima y que, a menudo, constituye la primera red de solidaridad de muchísimas personas. El trabajo de los hombres y mujeres que conforman la Iglesia es espectacular y meritorio. Y evidentemente, la Iglesia tiene el derecho a pronunciarse sobre cuestiones morales y sociales. Eso no significa, empero, que la Iglesia deba dictar normas políticas, de la misma manera que la política no puede dictar normas a la Iglesia. Algunos pastores, sin embargo, no han sabido mantener la distinción entre dichos ámbitos y a menudo han propiciado intromisiones injustas de la Iglesia en lo político y han actuado más como líderes de partido que como pastores de la Iglesia universal.

La vida religiosa ha perdido fuerza en la sociedad. Ha vivido un proceso de desgaste y envejecimiento notable. ¿Desde lo que Ud. conoce, cuáles son los lugares y prioridades que la vida religiosa tiene que ocupar en la sociedad para estar en su sitio?
Lo cierto es que hemos asistido a un proceso de secularización importante, pero no creo que la Iglesia haya perdido su condición de referente y de guía para una gran parte de nuestra sociedad. Considero que es importante la visualización del mensaje de la Iglesia y la constancia pública de su labor en pro de los más débiles y necesitados, y siempre desde el respeto a la pluralidad, sin actitudes partidarias.

Sr. Duran… ¿un líder nace o se hace?
No lo sé. Supongo que el liderazgo requiere ciertas cualidades. Pero en esta vida son muchas las cosas que dependen tanto de la suerte como del esfuerzo. Tal vez el líder sea como ese grano que crece en tierra fértil. Ese grano no es ni mejor ni peor que los restantes, pero el resultado es muy distinto.

Hay cuestiones que son insoslayables en la situación de nuestro mundo y, en particular, en nuestro contexto europeo. Un quebradero de cabeza en la vida de las congregaciones y órdenes religiosas es extraer lo positivo de la pluralidad, interculturalidad… ¿Cómo liderar estos procesos?
Vivimos en un mundo que es esencialmente plural, sin fronteras para las personas o para las ideas. La pluralidad siempre es enriquecedora y no hemos de temer al progreso. Una sociedad moderna y democrática, respetuosa con las ideas y sentimientos religiosos y con las culturas, siempre estará en disposición de adaptarse a los cambios y a las nuevas circunstancias sociales.

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