Dom Lorenzo Maté, Abad de Santo Domingo de Silos
El pasado 2 de marzo la comunidad benedictina de Santo Domingo de Silos eligió a Dom Lorenzo Maté como nuevo abad. Su cercanía y amabilidad nos hace sentir la hospitalidad benedictina. Discreto y eficaz, está al tanto de todos los problemas que aquejan al común de los mortales y sufre y ora por ellos.
¿Qué sentimientos e ideas pasaron por su corazón y su mente al ser elegido abad de Silos?
Como puede esperarse, sentimientos e ideas encontradas. Por un lado, profunda alegría y satisfacción ante la confianza que mis hermanos me otorgaban; y por otro, sentí cierta inquietud y me pregunté si era digno e iba a ser capaz de responder cabalmente a las esperanzas de la comunidad. En la confluencia de estos dos sentimientos, predomina el segundo (sonríe abiertamente).
Podría hacernos una breve descripción de la situación actual de la Abadía
Como benedictinos constituimos un monasterio autónomo, si bien mantenemos con otros monasterios y abadías lazos de unión. En general, nuestra situación no difiere mucho del resto de la vida consagrada. Actualmente formamos la comunidad 30 monjes. También nos afecta la carencia de vocaciones. Desearíamos tener más número y calidad. Pero creo que tampoco nos podemos quejar. En este momento hay dos novicios, un postulante, y un grupo de tres profesos temporales, uno de los cuales cursa la Teología en Burgos.
Cuatro sobre treinta es una proporción muy buena…
Es cierto, por eso digo que no nos podemos quejar. La filosofía la cursan desde aquí y la teología la estudian fuera. Estar en Burgos, facilita que no se rompa el contacto habitual con el monasterio en unos años tan decisivos. Ahora bien, es de justicia reconocer que Silos ha generado y transmitido vida. En el pasado nuestro monasterio llevó a cabo numerosas fundaciones que, lógicamente, han dejado mucho espacio libre. Hay sitio y hábitos para muchos más y seguimos esperando con la confianza puesta en el Señor de la mies. Aun así, si no llenamos nuestras casas, lo importante es vivir los acontecimientos con serenidad y paz.
¿Qué destacaría de la herencia de su predecesor, Dom Clemente Serna?
La herencia del P. Abad Clemente es considerable. Ha estado 24 años al frente de la Abadía y deja sin duda una huella significativa; lo más visible es la fama que proporcionó al monasterio, el impacto de la música gregoriana hace unos 20 años. Será también recordado por la relevancia externa que dio al monasterio, por los contactos que mantenía como profesor en San Anselmo (Roma) y por las reuniones celebradas aquí con el resto de los abades benedictinos de Europa y el resto del mundo. Dom Clemente tenía claro que lo importante no es que la gente nos conozca desde fuera o que hablen mucho de nosotros, sino que el monasterio viva desde dentro. Nunca olvidó que la gran repercusión de la vida monástica es de carácter espiritual. Por eso no valoro especialmente el hecho de ser más o menos conocidos, porque lo que interesa es vivir desde dentro y como una verdadera familia, como una comunidad fraterna en torno al Señor.
(Entrevista completa en Vida religiosa, junio. nº 6/vol 113)