Es indudable que el liderazgo es uno de los retos de la vida consagrada de nuestro presente. Saber el por qué y para qué de las cosas; saber pensarlo y proponerlo; contagiar esperanza y confianza en el objetivo, son logros que toda comunidad consagrada pretende encontrar. Descubrir dónde están los líderes que necesita nuestra comunidad no es tan sencillo. Se entrecruzan motivaciones, a veces no tan confesables, que alejan la vida de la praxis del auténtico discernimiento y, en consecuencia, de la verdad de lo que nos proponemos lograr.
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