Toñi López, Superiora Provincial de las Adoratrices en Europa y África
En el lecho del dolor, donde habita el alma de las personas más vulnerables, solo cabe amar. Mirar el rostro de Cristo en el sufriente y sostener el peso de su tristeza mantiene viva la esperanza, la llamada, la gratitud. Así brotó la vocación religiosa de Toñi López, descubriendo y cuidando a Dios donde el sufrimiento clama a gritos, especialmente en las mujeres que más sufren.
En silencio, contemplando su alma, abrazando su vida: reposando su soledad habitada sobre el pecho del Amado
Carlos González García
Periodista y escritor
Atardece demasiado pronto en Madrid. Apenas han pasado trece minutos de las siete de la tarde y el cielo se ha revestido de plegaria ante una noche más de frío, yermo y bruma. Con paso presuroso, sin atavíos ni tabúes, la oscuridad lo va tiñendo todo de quietud. A escasos metros de la Puerta del Sol, renuevo mi fe con la compañía de la hermana Antonia López, superiora provincial de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Desde hace 40 años, Toñi acompaña a mujeres que han sufrido la explotación, la violencia y otras situaciones de exclusión. Pero mira con rostro tierno y confiado, como quien se hace susurro en el corazón de un silencio prohibido, huidizo y amurallado.
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