A ellos quizás les subo a poco aquel anuncio y a nosotros quizás también. Hubiésemos preferido un signo más impresionante, más claro, más de reyes o de señores o de dioses… siempre tentando a Dios.
Pero el signo de la humanidad frágil, recién llegada para recostarse en el lugar donde comen las bestias es la realidad del Dios con Nosotros. Ese es el comienzo de nuestro propio comienzo, siempre nuevo. Una noche atravesada por la luz tenue de un niño sonriendo entre estrellas y entre amor.
Feliz humanidad de Dios esta noche y siempre