LA CLASE MEDIA DE LA SANTIDAD

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1805

(José Tolentino de Mendonça). Un documento sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo puede ser entendido erróneamente como un mensaje destinado a un público restringido y que tendrá poco que decir a la generalidad de las mujeres y de los hombres de hoy. El propio papa Francisco tiene conciencia de esta ambigüedad y de ahí la necesidad que siente de deconstruir estereotipos que se han ido estableciendo en el tiempo y que colocan la santidad como un estado de vida singular, tan extraordinario que solo puede ser admirado, pero no conseguido por nuestras vidas normales. Se trata de una santidad así, encarnada en el mundo, de una santidad de andar por casa (en el mejor de los sentidos), de una santidad, la mayor parte de las veces, no identificada como tal, sino vivida en lo concreto, con sus riesgos, desafíos y fragilidades de la que el Papa quiere hablarnos. ¿Qué es lo que hacen los santos? Se expresan de las formas existenciales más diversas, sus vidas tal vez no sean perfectas en todo pero, en medio de imperfecciones y caídas, no dejan de caminar y de estimular a los demás en la dirección de la gran y humilde tarea que es ser.

Hay una cita literaria curiosa en esta tercera exhortación apostólica que Francisco tituló Gaudete et exsultate. Se trata de la expresión «la clase media de la santidad», acuñada por uno de los escritores más fascinantes e inclasificables del catolicismo del siglo XX: el francés Joseph-Marie Malègue (1876-1940). En la novela “Pierres noires: les classes moyennes du salut” (en realidad, el segundo tomo de una trilogía dejada inacabada, pero que supera las 900 páginas), Malègue hace una lectura peculiar de la descristianización de las sociedades, explicándola como el paso de un régimen estático y confiado al conformismo de las élites de los notables, a una época dinámica, marcada por grandes rupturas, donde la multitud de los sencillos acepta la responsabilidad de ser la sal de la tierra, viviendo el amor a Dios y al prójimo. Para Malègue las clases medias están formadas por aquellos que se resisten a la mediocridad espiritual de su tiempo, profundizando en una existencia discreta y sin pretensiones lo que es la vida, de dónde viene y hacia dónde va. Tal vez la santidad nos obligue a mirar hacia la sociología del cristianismo de otra manera.