Tomado de:
Volo Pérez, Ricardo, Una vida inspirada por el Evangelio, Publicaciones Claretianas, Madrid 2014, 24-30.
Un vínculo carismático
¿Qué papel ocupa la Escritura en la gestación y en el crecimiento del carisma de la vida consagrada en la Iglesia? Un lugar de primer orden. No podía ser de otro modo, pues la Escritura, en el seno de la Tradición, es fuente de revelación y alimento primordial de la vida cristiana. Los libros sagrados inspiran, sostienen y desarrollan las múltiples ramificaciones de la vida religiosa desde sus primeros pasos. Esta no se entiende ni se explica sin una relación neta y directa con la Palabra de Dios. Así se constata cuando se analiza y se reflexiona sobre la vida de san Antonio, san Pacomio, san Basilio o san Agustín, entre otros, quienes marcan el ritmo de fundación, organización y crecimiento de este singular estado de vida. Pues son todos ellos personas que se reconocen convocadas e iluminadas por el Espíritu a través de la lectura creyente de las páginas inspiradas. En ellas encuentran el empuje y el sustento diario para llevar adelante sus proyectos y aspiraciones. La Biblia es punto de referencia fundamental en su opción por Jesús y manantial donde sacian su sed de Dios.
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