La Revista Vida Religiosa quiere acompañar la formación de los consagrados frente a la lacra de los abusos a menores. Por ello va a contar entre sus firmas estables a lo largo del 2020 con Hans Zolnner, jesuita y miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.
Comunicamos la noticia hoy, 20 de noviembre que se celebra la Jornada de Oración y Penitencia por las Víctimas de Abusos. El papa Francisco instó a las conferencias episcopales a elegir “un día apropiado en el que orar por las víctimas de abuso sexual como parte de la iniciativa de la Jornada Universal de la Oración”. La Conferencia Episcopal Española se sumó a esta petición y eligió el 20 de noviembre, Día Universal del Niño. En las celebraciones eucarísticas de este día, se introducirá una intención en la oración de los fieles por las víctimas de los abusos de menores.
Hans Zolnner, es jesuita, alemán de nacimiento. Profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Sin embargo su prestigio y reconocimiento internacional ha venido por su dedicación y rigor en un asunto verdaderamente difícil y doloroso: hacer frente a la lacra de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Actualmente es Presidente del «Centre for Child Protection» de la Pontificia Universidad Gregoriana y director y profesor del Instituto de Psicología en la citada Universidad. Firmará mensualmente una colaboración titulada: La misión de la vida consagrada frente a los abusos.
Dice Francisco al respecto: «Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. Hemos descuidado y abandonado a los pequeños.
Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos. La conciencia de pecado nos ayuda a reconocer los errores, los delitos y las heridas generadas en el pasado y nos permite abrirnos y comprometernos más con el presente en un camino de renovada conversión». (Papa Francisco Carta al Pueblo de Dios Vaticano, 20 de agosto de 2018).
