jueves, 2 mayo, 2024

Esperando

Y más que otras veces…

Esperamos en este tiempo de crisis lo que ya nos fue dado pero que queremos ver renovado a cada instante. Esperamos con menos cosas y eso nos hace más débiles pero más libres. Esperamos junto a otros que ya no tienen esperanza porque los seres humanos (también nosotros) los defraudamos con nuestro escepticismo y con nuestro mirar hacia otro lado. Esperamos que los sueños se sigan dando y que en ellos podamos seguir hermoseando la realidad. Esperamos que el pan de cada día que pedimos cada día sea una realidad para millones de personas que no lo tienen, y nos empeñamos en regalar, no las migajas que caen de nuestra mesa, sino trozos generosos y colmados (porque la medida que uséis la usarán con vosotros). Esperamos al lado de muchos seres humanos que están empeñados por gracia en hacer pequeños dones de justicia en su entorno. Esperamos seguir conservando la sonrisa cuando algunos nos dicen que los payasos se mueren como todos y que no siempre logran construir la sonrisa. Esperamos que los que juegan con la vida de muchos hombres haciendo bailar números fríos o arrancando hogares que son de ellos aunque no los puedan pagar tengan que suplicar el dedo mojado en agua a tantos Lázaros escarnecidos y ninguneados. Esperamos que las fronteras no sean excusas egoístas de falsa protección, estupidez burocrática de tristes salvapatrias. Esperamos que altar siga siendo mesa abierta donde no se exige pureza que encubre la bajeza de creerse superior, sino acogida incondicional, como incondicional es el amor que brota de lo alto. Esperamos en nuestra carne débil y hermosa, atravesada por los aguijones del pecado que nos hacen más humanos, en esa carne que es también carne de Dios. Esperamos los cielos nuevos y la tierra nueva, todo: cielos y tierra unidos para siempre en la carne del Hijo que ya está resucitada y que es resucitadora. Esperamos que el buey y la mula nos sigan alegrando con su calor en estos fríos de invierno vital que a veces nos hielan la esperanza. Esperamos que María siga diciendo «Sí» aunque no entienda, aunque en su confusión tiemble, aunque el ángel extraño le parezca demasiado divino, aunque sepa que ese hijo de sus entrañas le va a traer muchos problemas, aunque su vida ya no sea jamás normal. Esperamos con alegría porque no nos la puede robar nadie, no se puede vender ni comprar, no pueden hipotecarla, ni expropiarla, ni deshauciarla, ni destrozarla con la mentira perversa de las agencias de notación o de los escaños vendidos a fuerza de favores.

Esperamos, al fin y al cabo, en el Dios con Nosotros (Enmanuel) que continua empeñado en ser nosotros y que con gracia infinita sigue destilándose en el rocío y brotando de la tierra generosa que fue hecha para todos. Esperamos…

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