José Mª Martínez Beltrán, fsc
Profesor emérito del Instituto San Pío X. Madrid
Lo más valioso que podemos ofrecer a la sociedad, en contraste con los proclamados valores de la posmodernidad, será la realidad comunitaria: “Mirad cómo se aman”
Replicó Sócrates, ¿cuándo el alma se apodera de la verdad? Está visto que cuando trata de examinar alguna cosa con la ayuda del cuerpo, éste la engaña radicalmente.
—Es cierto.
—Por consiguiente, ¿no se manifiesta la realidad al alma en el acto de pensar?
—Sí.
—Y el alma ¿no piensa mejor cuando no está perturbada ni por la vista, ni por el oído, ni por el dolor, ni por el placer, sino cuando, por el contrario, a solas consigo misma y liberándose en la medida que le es posible de la compañía del cuerpo, se apega a lo que ella es?
—Es así.
—¿No es entonces cuando el alma del filósofo desprecia al cuerpo, huye de él y trata de estar a solas consigo misma?
—Así parece.
(Platón. La contemplación)
Hace unos días pudimos leer un artículo de José Cristo Rey García Paredes, titulado Comunidades con ‘alma’… y tenían una sola alma. Lo sublime de su contenido y la fuerte raigambre bíblica, no le fueron obstáculo para poner los pies en el suelo y escudriñar en la realidad comunitaria. Su propio vocabulario denota su conocimiento de la realidad: habla de fragmentación, desmoronamiento, in-dividualismo, expresión e intercambio. Y nos invita a vivir la misión como generadora de hogar, comunión, comunidad; incluso se vislumbra un aliento para llegar a la “la séptima morada”, a la mística necesaria para el religioso actual, por mucha e importante que sea su misión.
This content is locked
Login To Unlock The Content!