“Iré contigo..” pero la realidad se impone y las buenas intenciones (que siguen siendo buenas) desaparecen. Negar, abandonar, dejar atrás, también forma parte de nuestra propia historia, de nuestros pecados. Aún así Dios sigue cuidando de los gallos y de los gorriones y de nosotros… “Apacienta mi rebaño…” y agradecidos.