MIRADA CON LUPA

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José R. Carballo, Secretario de la Congregación de Religiosos:

«En la vida religiosa hay mucha vida, aunque a veces haga más ruido la muerte»

Llega a nuestra “mirada con lupa” José Rodríguez Carballo, franciscano español que hasta hace poco tenía la responsabilidad de guiar su Orden como Ministro General. El Papa Francisco acaba de designarlo Arzobispo Secretario de la CIVCSVA. Un cambio de vida notable, sin embargo, mantendrá su estilo de siempre: cercano, franco y enamorado de la vida consagrada. En la entrevista para VR nos deja entrever cuáles van a ser sus líneas de acción próximas y, sobre todo, nos da una noticia de esperanza sobre la significación y necesidad de los religiosos en el corazón de la Iglesia. Su nombramiento es clara expresión del nuevo ciclo eclesial que vivimos.

¿Con qué estado de ánimo asume la nueva encomienda que la Iglesia le pide?

En mi corazón se entremezclan los sentimientos. Siento alegría por la confianza que el Santo Padre Francisco deposita en mí al nombrarme Secretario de la CIVCSVA. Alegría por poder trabajar por y con la vida consagrada. Esa es mi vida y esa es mi pasión. Alegría porque sé que cuento con la colaboración de muchos consagrados que ya nos conocemos y con muchos que, sin conocernos, aman tanto como yo la vida consagrada y, por lo tanto, están dispuestos a trabajar y colaborar en todo lo que se refiere al bien de la vida consagrada. Es impresionante la cantidad de cartas que he recibido de los consagrados expresando su alegría y su disponibilidad a la colaboración. Todo ello me produce alegría. Siento también tristeza, pues me cuesta dejar a mis hermanos franciscanos y dejar la animación directa de la Orden a la que pertenezco. Confieso que me encontraba a gusto. En este momento siento que el Señor me pide dejar algo muy querido para mí. Siento también un poco de temor. Sé las grandes expectativas que se ponen en mí para animar la vida consagrada. Tengo temor de no responder a lo que se espera de mí. Pero por encima de todo, siento confianza en el Señor que nunca me abandonó. Mi lema episcopal es “Sé de quién me he fiado” (2Tim 1, 12). Ese texto vino a mi mente muchas veces en mi vida de consagrado y fue lo primero que me brotó en el momento en que me comunicaron el nombramiento por parte del Santo Padre. En su nombre echaré las redes, seguro que la fuerza de su brazo me sostendrá.

El Papa, elige justamente el nombre de Francisco… Mucho más que un nombre, todo un proyecto de Iglesia para el siglo XXI

Efectivamente, yo estoy convencido que más allá del nombre, que para mí ha sido una gratísima sorpresa, está un proyecto de vida y misión. Un proyecto de vida y misión para él, en primer lugar, y para la Iglesia. Ese proyecto está marcado por la vuelta al Evangelio, la sencillez y una profunda espiritualidad; la opción preferencial por los pobres, la cercanía a la gente, una gran humanidad, y la capacidad de escucha de los desafíos que nos vienen del momento actual que estamos viviendo… De todo eso está necesitada la Iglesia y el mundo. Viendo el entusiasmo con el que ha sido acogido, bien podemos decir que eso es lo que la gente espera del Papa y de la Iglesia. Yo veo con mucha esperanza este momento que está viviendo la Iglesia. Seguro que el Papa Francisco nos va a llevar muy lejos, evangélicamente hablando. No puedo ocultar que el abrazo del Papa a los enfermos, algunos de ellos humanamente hablando no fáciles de abrazar y de besar, me hizo pensar que San Francisco se hacía presente en la Plaza de san Pedro y a través del Papa Francisco se repetía el abrazo del Poverello al “leproso”. Y entonces lloré de emoción. (Seguir leyendo VIDA RELIGIOSA, mayo 2013)