MIRADA CON LUPA

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«Evangelizar sólo es posible desde la unidad» Laurent Fabre, Fundador y S. General de Chemin Neuf
Un punto de partida necesario. ¿Qué es Chemin Neuf?
La comunidad de Chemin Neuf va a celebrar sus cuarenta años el año próximo. Estamos presentes en 26 países, sobre todo, en África y en Europa y el año que viene iremos también a Asia. Somos unos mil seiscientos miembros y la mayor parte de ellos estan casados. La vida de comunidad también es posible dentro del matrimonio y la familia, en contraposición de lo que algunos dicen o piensan.
Esta forma de vida ya se daba en tiempo de Jesús, se vivía entonces con las mujeres y las familias que acompañaban el grupo de los discípulos. Así que no hemos inventado nada nuevo.
Acaban de llegar a España…
Es verdad, esta propuesta ha llegado en el momento en el que nuestro centro de formación para familias se nos había quedado muy pequeño en Francia. Era un centro de formación que desde hace treinta años era una especie de noviciado para los matrimonios y desde este año este noviciado se ha trasladado a España, a la Cartuja de Aula Dei de Zaragoza. Actualmente hay 26 familias en formación, la mayoría se quedan 3 meses y varias de ellas van a quedarse un año entero. Hay cuarenta y ocho niños acompañando a sus padres y cincuenta adultos en formación.
¿Podría señalar algunos elementos esenciales de la comunidad?
Tenemos un compromiso ecuménico porque creemos, como todo el mundo, que el mayor obstáculo para la evangelización es la división de los cristianos. Por eso los que hacen su compromiso perpetuo en la comunidad, tanto los matrimonios como los célibes y los consagrados hacemos un voto: dar la vida por la unidad de los cristianos.
Esto nos compromete a trabajar mucho por el ecumenismo en varios países, sobre todo en Alemania y en Inglaterra. Sólo como ejemplo, el nuevo primado de la Iglesia Anglicana es un amigo personal de la comunidad.
¿Cuál es el proceso que sigue un religioso o una familia cuando quiere entrar en el Chemin Neuf?
Hay unos trescientos consagrados, la mitad hombres y la mitad mujeres, tenemos ochenta sacerdotes y el resto son matrimonios y todos siguen la misma formación. En el carisma estamos muy marcados por la espiritualidad ignaciana porque yo mismo era jesuita y es un aspecto muy importante… Otro aspecto importante de la comunidad hace referencia a los matrimonios. En cincuenta países nos conocen por las sesiones que animamos para matrimonios que se llaman Caná. En España todavía no existe… pero va a venir. Además estamos buscando tener un colegio mayor porque sentimos que la juventud española también necesita ser ayudada y trabajamos ya en veinticinco colegios mayores en todo el mundo.
¿Cuál es la propuesta?
Proponemos a la gente primero que conozca la comunidad. Pueden venir a pasar un tiempo con nosotros, donde tienen una experiencia comunitaria y les proponemos que estén un tiempo al servicio de la comunidad para conocerla desde el interior. Es importante en este proceso la formación, porque este es un elemento constitutivo de nuestro carisma.
Somos responsables de un instituto de teología y un instituto de filosofía. Para nosotros es crucial la formación del laicado.
También tenemos actividades sociales en la Republica Democrática del Congo, donde nos ocupamos de los niños de la calle, también en hospitales pero nuestra vocación principal es la evangelización y por eso nos interesa mucho el Sínodo que que acabamos de celebrar.

¿O sea, que el núcleo esencial del carisma es el testimonio de unidad?
Efectivamente. Evangelizar es posible con el testimonio de la unidad. Unidad entre matrimonios y célibes consagrados; unidad entre protestantes y católicos. Por ejemplo, las sesiones Caná, para los matrimonios, es la unidad del matrimonio lo que está en juego. Se da la circunstancia de que son muchos matrimonios no creyentes los que participan, algunos no están ni siquiera bautizados, los hay musulmanes… pero el hecho de vivir con nosotros, los abre a la evangelización. Es evangelizar por la unidad y para la unidad.
¿Se sigue un proceso diferenciado, como laico o consagrado, en la incorporación al Chemin Neuf ?
Es lo mismo, normalmente. Se trata de conocer la comunidad y de seguir una formación. Puede ser un formación que se de en diferentes fines de semana y normalmente dura dos años. Después de estos dos años la persona se hace la pregunta si está llamada a la vida comunitaria o no. En ese momento empieza un año que lo llamamos Belén y una vez que ha terminado ese primer año de experiencia, comienza otra etapa que dura dos años y que denominamos Nazaret. Esta etapa es nuestro noviciado. Y después hay un compromiso por tres años que hemos decidido que durante toda la vida pueda renovarse cada tres años.
Este año, por ejemplo, habrá treinta personas que van a hacer su compromiso, su profesión perpetua. Entre ellos hay sacerdotes, matrimonios y consagrados y consagradas de la comunidad. Es importante la comunión de los tres estados de vida.
¿Explique un poco más todo este proceso diferenciado?
La familia ya es una comunidad en si misma. La concepción que tenemos de la vida de comunidad con familias, es que cada familia tiene que tener un lugar para ella y según cómo evolucione podemos estar en fraternidad de vida o en una fraternidad de barrio. Una fraternidad de barrio permite vivir en cualquier sitio de una ciudad: en un piso, tenemos nuestro trabajo…. nada nos distingue de los demás. Pero con respecto a la comunidad, se comprometen a dar el diezmo y cada semana se encuentran en comunidad. Tienen una misión, también un compromiso comunitario de misión.
Lo que es importante es que en la Iglesia Católica empezamos a descubrir que los consejos evangélicos no son solamente para los religiosos. Podemos estar casados y estar llamados a un cierto radicalismo en el seguimiento de Cristo. La santidad es para todos.
En muchos sitios estamos viviendo experiencias maravillosas con respecto a eso, puedo dar varios ejemplos, en Madagascar visité a un sacerdote que ha construido una ciudad de veinte mil habitantes pasando por los vertederos y es una experiencia de comunidad- comunitaria y social magnífica. Cuando estuve en el Congo, pregunté en el Ministerio de Agricultura dónde había una experiencia de desarrollo que hubiera salido bien y me dijeron: ¡váyase a ver a los monjes! Y, en efecto, la mejor experiencia de desarrollo en ese país había sido hecha por los monjes trapenses. Habían hecho florecer todo un desierto.
Recuerden, por ejemplo, lo que fueron las reducciones de los jesuitas en América Latina o los trapenses en África… Creo que en este momento hay otras nuevas comunidades que viven en la misma perspectiva y pienso que estamos solamente en el principio de algo.
Se trata de una nueva perspectiva para la vida religiosa, ¿no?
Sí, lo explicaré incidiendo en algunos aspectos. El primero de ellos es la importancia de la vida comunitaria para la vida consagrada. El segundo, más ligado a mi herencia ignaciana, la obediencia y la disponibilidad. Tenga en cuenta que en nuestra comunidad, por decirlo mejor, hay dos entidades: está la asociación pública de fieles y todos los miembros de la comunidad son miembros de la asociación pública de fieles, y el instituto religioso para los sacerdotes que está dentro de la asociación. Yo soy responsable de los dos, soy Superior General del instituto para los sacerdotes y moderador de la comunidad de la asociación pública de fieles.
Y la vida religiosa ¿dónde se sitúa canónicamente?
Canónicamente están distinguidos los dos pero, están todos comprometidos en la comunidad. Todos los sacerdotes de la comunidad están comprometidos en la asociación pública del instituto religioso de sacerdotes. Como Superior General tengo la misma actitud ante un sacerdote o ante una consagrada y, también, delante de un matrimonio, porque todos han elegido vivir en la comunidad. Para alguien que tiene una familia es más delicado, pero viven la misma disponibilidad. Por ejemplo, en Zaragoza hay varios que han venido porque les hemos llamado para que vengan a trabajar aquí. Han dejado su casa y país y eso es normal para ellos, no está reservado a los religiosos por lo menos en nuestra comunidad. Lo mismo puedo decir del hecho de compartir los bienes, vivimos la pobreza tanto los unos como los otros.
Es muy importante para el futuro de la Iglesia… Voy incluso a decir que la vida de comunidad es la vida normal, que no es excepcional.
Ya en cuestiones canónicas, tengo que decir que los sacerdotes que estamos dentro de la Asociación Pública de Fieles somos Instituto religioso de derecho pontificio y para lo que es la Asociación Pública de Fieles somos de derecho diocesano. Creo que está muy bien como está porque vivimos algo que es muy particular para la Iglesia.
Una suerte para nosotros es que podemos acoger también a miembros no católicos que viven con nosotros con permiso especial de la Iglesia . Así contamos en la comunidad con miembros de otras confesiones cristianas.
¿Están cerca de Taizè, desde el punto de vista de la espiritualidad?
Sí, yo soy de Lyon y cuando era más joven estaba muy influenciado por Taizè y el hermano Roger era un buen amigo nuestro. Nuestra comunidad ha nacido en Lyon donde también ha nacido Paul Couturier, el padre del ecumenismo espiritual e inspirador de las semanas de oración por la unidad de los cristianos. Hoy asumidas por todos. Así que estamos influenciados por muchas razones…
Ya como anécdota para concluir esta entrañable entrevista, le comunico que las dos casas principales de la comunidad Chemin Neuf están unidas por un puente que cruza el río y se llama Paul Couturier.