Manuel Ogalla, CMF
Misionesro Claretiano, Harare (Zimbabue)
Son las ocho de la tarde y parece que la fiebre comienza a remitir. Papá, preocupado, acaba de llegar de trabajar. Mamá sigue a los pies de la cama de Momi, mi hermano pequeño. Yo no tengo más de doce años, pero a pesar de mi falta de experiencia y las pocas lecciones que aún la vida no me ha dado, noto las caras de incertidumbre. Momi se ha levantado esta mañana con bastante fiebre, tiritando y quejumbroso. Ya era raro que su carácter dicharachero, bromista y juguetón ayer tarde estuviera tan apagado. Hoy no hemos sido compañeros de caminata y me ha tocado ir al cole solo.
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