Es imposible entender el liderazgo si no es desde el servicio a una libertad evangélica explícita, clara, visible y práctica. Es un liderazgo posibilitador, inserto en la vida, lleno de vida y al servicio de la vida
Luis A. Gonzalo Díez, cmf
Director de VR
El término libertad desconcierta por su inmenso campo semántico. En un ámbito como la vida consagrada todavía es más difícil su acotación. Entiéndaseme bien, todos hablamos de libertad y todos somos testigos de cómo la libertad encarnada en los otros no siempre somos capaces de integrarla. Por otro lado, la vida consagrada, como estructura, se protege, más inconsciente que conscientemente, contra cualquier atisbo de libertad que provoque consecuencias que no controlamos.
Sin embargo, es imposible entender el liderazgo si no es desde el servicio a una libertad evangélica explícita, clara, visible y práctica. El liderazgo para serlo no tiene como primer cometido que nada pase, sino que pase el Reino y, desde esa perspectiva, es un liderazgo posibilitador, inserto en la vida, lleno de vida y al servicio de la vida. Y ésta es imprevisible y, por supuesto, siempre en camino, inédita y sorprendente.
El don de la libertad para descubrir el camino
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