Una corazonada en «Modo Recovery»

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No soy muy conocedora de los llamados sistemas operativos, pero cuando se me propuso colocar un nombre al Blog que acompañará las reflexiones nacidas del corazón y de la experiencia de caminar con otros, dentro de una larga lista de posibles títulos apareció espontáneamente uno que me resonó con fuerza: “En Modo Recovery”. La palabra “recuperar” me indicó que por allí podía andar la propuesta, a tal punto que no pude pensar en otros títulos posibles. Quizás este Modo Recovery llegue a mi memoria, luego de un largo tiempo de trabajo on line a causa de la Pandemia, en la que nuevos términos se hicieron presentes, nos sentimos obligados a actualizar los instrumentos de trabajo y adentrarnos a un mundo cuya metáfora con la realidad, percibo que hoy puede enriquecer grandemente nuestras búsquedas.

Adentrándome a leer sobre el tema, entiendo que los sistemas operativos son de gran utilidad cuando por ejemplo un móvil no arranca con normalidad. El Modo Recovery -o de recuperación- sirve exactamente para lo que su nombre indica: lograr recuperar el sistema en caso de que haya problemas.

Cada sistema operativo tienen sus ventajas y no están libres de sufrir desperfectos. Debido a esto, todo sistema operativo contiene una partición con un método de recuperación o system recovery en caso de que algo falle. En definitiva, es una herramienta que protege el buen funcionamiento ante algunos tipos de falla del sistema, pudiendo hasta salvar el «desgastado» sistema operativo. Frente a este campo, se plantean tres modalidades emergentes de recuperación:

  1. solución para loop de arranque;

2. solución para sistema operativo dañado;

3. pérdida de información y copias de seguridad.

Hasta aquí este “mini, tímido y arriesgado” posible conocimiento, pidiendo disculpas a los grandes conocedores del tema, pero por sobre todo, dejando en claro que el objetivo no es el de abocarme al mismo, sino intentar plasmar reflexiones que nos ayuden y animen a «recuperar» los elementos vitales que mantengan el fuego encendido de nuestra pasión por Dios y por su Reino en esta “hora” de la Vida Religiosa.

Doy la bienvenida a las primeras preguntas que se asoman a la puerta del corazón: ¿Recuperar qué? ¿Recuperar cómo? ¿Por qué precisamos recuperar? ¿Por qué precisamos recuperarnos? ¿Para qué recuperar y recuperarnos? ¿Recuperarnos repensándonos al ritmo del tiempo presente? ¿Quién y qué nos recupera? ¿La novedad nos recupera?… Seguramente iremos sumando otras mas en el camino. No cabe duda que todas nos regalarán algo del soplo del Espíritu, que intenta cada mañana despertar nuestros oídos de discípulas y discípulos para «hacer nuevas todas las cosas». Quizás aquí ya logremos intuir una «solución de arranque».