Lo relacional nos constituye –somos relación– y nos construye –somos en relación–. De manera especial, la ausencia de relación y reciprocidad cierra el camino a la vida –es estéril– y genera muerte –destruye–. Precisamente por ello, la relación ofrece una clave fundamental para expresar la identidad cristiana y la de la vida consagrada hoy.
Antonio Bellella Cardiel, cmf
Director del ITVR
La vida consagrada en la Iglesia no existe para convocar multitud de seguidores, para llevar grandes obras ni para hacerse presentes en todos los foros, sino para anunciar el Evangelio de Jesucristo. Su fecundidad y repercusión no dependen del impacto sociológico, del número de personas y comunidades, sino de la capacidad de generar, establecer y vivir relaciones nuevas y significativas, configuradas por el encuentro con el Resucitado, la práctica cotidiana del seguimiento de Cristo y el empeño por testimoniar la alegría del Evangelio.
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