UN SIMPOSIO SOBRE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

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El Itvr de Madrid, programó hace un año este Simposio que acaba de celebrarse en Madrid. Buscar los puntos de conexión con la realidad concreta de la vida consagrada ha sido una de las razones fundamentales. Para ello, hizo una selección de personas que, a la consideración de los responsables del Instituto, pudieran desarrollar esas claves de acercamiento.
Arrancó el simposio el viernes, 30 de noviembre, con dos conferencias. La primera en clave sociológica: “Qué significa un Sínodo para la nueva evangelización en el siglo XXI”. Pedro Belderrain, profesor del Instituto de Vida Religiosa desgranó los rasgos de este tiempo. Los acontecimientos, vino a decir, pueden parecer similares, sin embargo la significación es bien diferente. Independientemente de los resultados aparentes, la realidad es que este Sínodo es la forma clara de la Iglesia de tomar el pulso a la realidad.
La segunda conferencia supuso ahondar en las claves eclesiológicas del Sínodo. José Cristo Rey, profesor del ITVR, señaló la necesidad como Iglesia de volver a la Missio Dei, y desde esa obediencia a la misión abrir la experiencia evangelizadora a los nuevos escenarios. No aquellos que tradicionalmente hemos creado los evangelizadores, sino a los lugares donde se encuentran los hombres y las mujeres del siglo XXI.
El sábado, día 1 de diciembre, arrancó la jornada con una conexión con Roma, desde la curia general de los claretianos. En ella, el P. Josep M. Abella, sinodal y hasta ahora, vicepresidente de la Unión de Superiores Generales, hizo una descripción pormenorizada de cómo ha sido la participación de los Superiores Generales y hasta dónde sus aportaciones han sido tenidas en cuenta en el Mensaje y en las proposiciones que orientarán la elaboración de la Exhortación Postsinodal que ofrecerá el Papa.
A continuación el Cardenal Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona, ofreció las claves de nueva evangelización desde una Iglesia particular como es Barcelona. Con un lenguaje sensiblemente distinto y distante del habitualmente empleado en ámbitos eclesiásticos, sostuvo como hilo conductor de su intervención la apertura. La experiencia del Atrio y la Gran Misión, ha cambiado la concepción tradicional de encarnación del mensaje. Las sociedades europeas son, desde luego, susceptibles de una Nueva Evangelización, pero para ello es imprescindible avanzar en una nueva comprensión y concepción eclesiológica, más participativa y plural.
A continuación, el P. Luis A. Gonzalo Díez, director de la Revista Vida Religiosa y profesor del ITVR, expuso la conferencia dedicada a la participación y aportación de los religiosos en el Sínodo. Señaló que participaron desde diferentes posiciones 107 religiosos, de los cuales, sólo 15 eran mujeres. Ya incidiendo en la procedencia de los participantes, señaló que la vida religiosa está, de manera prioritaria, en los lugares donde la vida y la seguridad están cuestionadas. Hay que tener en cuenta que 47 religiosos-obispos fueron elegidos por sus conferencias episcopales y, sólo tres fueron elegidos por sus conferencias europeas. Así, la inmensa mayoría proceden de Asia, África o América. Tanto los sinodales obispos, como los superiores generales, dejaron la impronta de la visión global y de la necesidad de hacer un planteamiento en clave de misión compartida. Por otro lado, la experiencia de debilitamiento, señalada por el mismo Papa, en la necesidad de “salir al desierto con lo esencial”, es curiosamente lo que los procesos de reorganización están llevando a cabo las congregaciones y órdenes y que ahora se propone para toda la Iglesia. Se trata, dijo el ponente, de una espiritualidad del decrecimiento, porque está comprobado que buena parte del alejamiento de la realidad de la Iglesia procede de antiguas fórmulas de fuerza o poder.
La tercera conferencia de este día la desarrolló el Hermano Álvaro R. Echevarría, Superior General de la Salle. Como educador la centró en los jóvenes. Señaló haciendo una bella comparación de épocas, que la juventud, siempre fue juventud y así, determinados análisis muy negativos que en los últimos años se habían propuesto desde algunas iglesias europeas, han sido muy contraproducentes. Se mostró como un hombre de edad, convencido del futuro impresionante y nuevo de los jóvenes en la Iglesia y en la vida religiosa. Y advirtió dos elementos importantes: uno que el sitio de de la nueva evangelización son los jóvenes y, dos, que hay que dejar que los jóvenes con sus formas, frescura y libertad encuentren su sitio en nuestras estructuras y las cambien.
Para concluir esta segunda jornada, el periodista y corresponsal de Antena 3 y de la Revista Vida Nueva, Antonio Pelayo, abordó un asunto crucial y muy presente en el Sínodo y es la capacidad para comunicar de la Iglesia. Centró su disertación en dos aspectos importantes: el primero que siendo un mensaje bellísimo el del sínodo apenas había tenido trascendencia en los medios de comunicación por su extensión y por el abuso de un “lenguaje de iniciados”. El segundo que este sínodo debería haber abordado con mayor decisión algunos asuntos que están problematizando buena parte de las comunidades cristianas, como por ejemplo la situación irregular de aquellos cristianos divorciados y vueltos a casar.
El domingo, día 2, contamos con la presencia de D. Ricardo Blázquez, Sinodal y Arzobispo de Valladolid. Con palabras sencillas y serenas sostuvo una conferencia vibrante centrada en la eclesiología de comunión, en la necesidad de complementariedad y, en este momento de la historia, en la urgencia de aunar fuerzas y esfuerzos. Expresamente dijo en la conferencia que se sentía a gusto entre los religiosos y con los religiosos. Y auguró para este tiempo de Nueva Evangelización la necesidad de desarrollar las relaciones mutuas apoyadas en la mutua confianza.
La parte académica del Simposio concluyó con la intervención de Jesús Colina, periodista y fundador de la agencia Zenit, que ofreció claves sugerentes de interpretación de este Sínodo en el contexto de los recientemente celebrados. También indicó algunos elementos que deben ser tenidos en cuenta y es que la poca trascendencia del Sínodo para el gran público estriba en la razón siguiente: “que la Iglesia se reúna, piense en su presente y en su futuro, no es noticia”. La cuestión apuntó, no está en generar noticias, sino en fundamentar las razones por las cuales somos Iglesia que quiere avanzar en este tiempo.
Con la celebración de la Eucaristía, presidida por D. Ricardo Blázquez y concelebrada por los ponentes, se puso broche final a este Simposio que, como no podía ser de otra manera, nos emplaza a todos, particularmente a la vida religiosa, a esforzarnos de manera decidida y clara a salir a las fronteras de la vida y la cultura al encuentro con la persona de este siglo.