El Evangelio nos habla de llevar y de dejar. Nos habla de ponernos en camino, de salir y d entrar en casas acogedoras.
En estos momentos apreciamos mucho poder salir, caminar, anunciar. Y hemos aprendido ( por lo menos experimentado) que hay muy pocas cosas esenciales. Que podemos vivir con menos de lo que siempre pensamos. Que lo necesario era sencillo.
También nos habla el Evangelio de acogida en el hogar. También hemos aprendido que las casas son importantes. Que no son solo un espacio sino la posibilidad de vivir. Que lo interior también tiene su sentido y que los tiempos se pueden dilatar o acortar sin que sepamos muy bien cómo.
Salir y entrar con sencillez. Sin romper lo que está cascado. Sin la torpeza de vociferar o agredir con la norma. O caer en la tentación de mostrarnos como ejemplificadores de lo absurdo.
Entrar y salir con lo poco necesario para anunciar lo indispensable: la Buena Noticia en tiempos en los que no es evidente.
