La barca sigue hecha de la misma madera y el agua sigue amenazando con hundirla.
No ha cambiado nada, prácticamente.
Las mismas noticias de hace días, las mismas violencias, las mismas envidias, las mismas ausencias, los mismos vacíos, las mismas tristezas, los mismos dolores, la misma Mentira.
El mismo mundo. La misma Iglesia. La misma comunidad. La misma familia. Y yo, la misma, en la misma barca.
Pero creo que Él ha resucitado y nos resucita. Y eso lo hace todo distinto.
Estamos en Sus Manos. La barca, el agua y las olas, todo es Suyo. El lo sabe. El lo sabe todo. Sabe que tenemos miedo y demasiados agujeros en la barca.
El sabe que le queremos. Sabe que le quiero. Gracias a Dios.
Y eso hace que todo sea distinto, aunque no ha cambiado casi nada.