RELIGIOSOS HERMANOS HOY: DON PARA LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD

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III SIMPOSIO DEL INSTITUTO DE VIDA RELIGIOSA

Más de 200 hermanos religiosos, dedican los días 10 al 12 de diciembre a reflexionar y agradecer su identidad y misión

Acaba de concluir el Simposio dedicado a la figura del hermano religioso. Una experiencia imborrable de comunión y crecimiento. La Revista Vida Religiosa ha estado presente. En nuestras páginas irán apareciendo muchos testigos que hicieron posible el Simposio, porque están haciendo posible el día a día de la vida religiosa. Monseñor Tobin y Álvaro R. Echeverría; Secretario de la Congregación de Religiosos y Superior General de los Hermanos de la Salle, estarán en las páginas de VIDA RELIGIOSA en el ya cercano 2011.

Quizá el mejor modo de entrar en el contenido estas jornadas sea leer a sus participantes. Tres de ellos han querido compartir sus impresiones y su vida a partir de este encuentro.

Ceferino es Marianista, tiene 43 años y trabaja en proyecto Hombre en la cárcel de Soto del Real como terapeuta. Se levanta una hora antes de su comunidad, porque necesita la oración personal y a las 7 está ya en el metro camino de la cárcel.

Juan Gustavo, marista de 37 años. Lleva un año preparándome para ir a Vietnam, concretamente a Saigón. "Siento que Dios me ha movido a este paso…"

Arsenio, hermano de la Salle, de 29 años. Trabaja en un colegio y estudia educación especial. Aprendió a ser religioso en el barrio de Villaverde, con familias desestructuradas con la asociación Alucinos… Ahí sintió una fuerte llamada a la fraternidad.

La vida religiosa, ¿se muere?
¡Qué va…! La invitación es a abrirnos. No se acaba la vida en casa, sino que la proyección de la comunidad te invita a salir a presencias nuevas. En este momento es muy importante saber «estar con»… los más desfavorecidos -nos dice Cefe. Gustavo por su parte dice que hay un estilo de vida religiosa que ha cubierto un ciclo, está naciendo otra. Quizá las inercias nos configuran de manera que no tengamos toda la frescura necesaria para expresar esas formas nuevas.
¿Dónde situáis la comunidad en la nueva vida religiosa…?
Arsenio dice que hay que aceptar un cierto desajuste con lo social… Cefe dice que la cuestión no es tanto muchos ratos juntos, sino que el ritmo comunitario se cuide con una experiencia personal de pertenencia. Los ritmos comunitarios de hoy, hablan de misiones plurales y distintas… Hay que saber valorar los tiempos juntos. En la comunidad se genera ambiente de convivencia y descanso que es imprescindible. Donde estoy está la comunidad. La mayor urgencia con los seglares es el acompañamiento que podemos ofrecer desde una comunidad que ora.
¿Cómo ofrecer una comunidad abierta..?
Es tan sencillo como abrir la puerta… La esencia de la vida religiosa es la libertad. Somos conscientes de estar ofreciendo fraternidad con edades muy distintas… En muchos momentos podemos infantilizarnos, sin embargo, nuestra vida no es para niños… La vida religiosa te ayuda a madurar… a nuestra gente lo que más le ayuda no es vernos superhombres, sino hermanos que se han reconciliado con su propia debilidad…
Esta vocación no es para la soledad…
A nivel personal no hemos experimentado la soledad dañina… En Alucinos aprendí que la soledad tiene una parte positiva de maduración, dice Arsenio. A mí lo que me preocupa como ser propuesta comunitaria para nuestro mundo. Creo que tenemos que “naturalizar” un poco nuestra vida. En el fondo, creemos que ser religiosos es ser muy humanos…
Y de la misión…
La cuestión es que nuestras estructuras tienen que agilizarse para ser respuesta a lo que la gente necesita. Hacen falta comunidades que den testimonio de algo alternativo. No queremos gastar la vida para vivir lo convencional, sino para vivir a pie de calle acompañando los procesos de la gente…
Nos asusta burocratizar la misión… porque la gestión por la gestión no es vocación. Quizá estemos generando estructuras sólo por la necesidad, no tanto por la visión.
Por qué hermanos…
Gustavo dice, a mí me cuesta justificarlo… Sencillamente me pasa por el corazón. Vivo con fuerza el sentido de fraternidad, me siento más cerca… Para la misión es una posibilidad, nos hace próximos. Somos el evangelio de más fácil lectura para un pueblo alejado de “lo sagrado”. Nuestra vida es respuesta a la llamada…
Y la Iglesia es…
Pueblo de Dios. Es plural, como lo somos nosotros. No se debe caer en reduccionismos… Tenemos un problema de mensaje y de imagen. No siempre ofrecemos la imagen necesaria para este tiempo. Nos preocupa qué perciben los demás sobre la esencia de la Iglesia que es la fraternidad en Cristo. A la sociedad debemos transmitir que Iglesia también es Caritas, la calle, la escuela, la cárcel. Los “templos más claros” son los lugares de dolor de nuestro pueblo… y ahí está y quiere estar la vida religiosa.