Gonzalo Fernández Sanz
Director de VR
Cada vez que llegan los meses de enero, junio y septiembre aumentan las llamadas o mensajes dirigidos a la redacción de Vida Religiosa. Se trata con frecuencia de ecónomos y ecónomas provinciales o locales que quieren anular la suscripción de sus comunidades a la revista. La razón no es que les disguste su orientación o no puedan pagar la cuota. Es más dolorosa: se suprime su comunidad. Es obvio que cada vez que se cierra una casa religiosa se suele perder una suscripción.
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