Que brille tu luz

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Es domingo: Día de Cristo resucitado, día de la nueva creación, día de la vida, día de la luz.

Es domingo, y el pueblo de la nueva alianza se reúne para celebrar el memorial de la pasión salvadora de Cristo Jesús, de su admirable resurrección y ascensión al cielo.

Es domingo: Formando en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu, anunciamos la muerte del Señor, proclamamos su resurrección, esperamos su venida gloriosa.

Es domingo: Día de la Iglesia, comunidad de hombres y mujeres resucitados con Cristo, santificados en Cristo, enviados de Cristo.

Es domingo: Los hijos de la Iglesia, los hijos de la resurrección, nos reunimos en el nombre del Señor, escuchamos su palabra, recibimos su Espíritu y su paz, nos hacemos uno con él y con los hermanos, nos ofrecemos con él y con los hermanos.

Es domingo: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”; en Jesús y en su Iglesia la luz de Dios se acercó –se acerca- a los necesitados de salvación.

Es domingo: El corazón se llena de esperanza, porque Dios nos ama, porque Jesús vive para nosotros, porque Jesús vive en nosotros, porque somos su cuerpo, porque nos amamos.

Es domingo, y todos nos sabemos portadores de la luz que ha iluminado nuestra tierra.

Es domingo para la comunidad reunida en torno a Cristo Jesús; es domingo para los pobres que esperan la buena noticia que es Cristo Jesús; es domingo para la creación entera que espera su liberación en Cristo Jesús; es domingo para cada uno de nosotros, que caminamos hacia la plena manifestación del reino de Dios.

Es domingo: Cristo Jesús llena con su presencia nuestra celebración. Ninguno de nosotros le preguntará quién es, porque sabemos bien que es el Señor. Él se acercará y nos ofrecerá su comida, se nos ofrecerá, y nos iluminará porque él es la luz del mundo.

En verdad, Señor, “has estado grande con nosotros”, “acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia como gozan al segar”.

En verdad, “el Señor es mi luz y mi salvación… el Señor es la defensa de mi vida”.

Si nos ha iluminado la luz que es Cristo Jesús, no habrá lugar en la comunidad para la división, la facción, el enfrentamiento; sólo cabe “estar bien unidos con un mismo pensar y sentir”; sólo cabe “mantenerse unánimes y concordes con un mismo amor”.

Si nos ha envuelto y penetrado la claridad del domingo, seremos luz del mundo, lámpara encendida para que alumbre a todos los de la casa.

Que brille tu luz, Iglesia cuerpo de Cristo; que el Reino de Dios vaya a donde tú vas, a donde van tus hijos; que los pobres den fe de que Dios los ama porque se lo ha manifestado el amor con que tú te acercas a ellos.

Que brille tu luz, Iglesia samaritana, Iglesia enfermera, Iglesia evangelio, Iglesia madre de todos.

Que los pobres den testimonio de que te ha iluminado la luz del domingo, de que has comulgado la luz que es Cristo Jesús.

Que brille tu luz.