Número de Vr Enero’14

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Hoja de ruta del año nuevo. (Editorial)

Francisco ha diseñado una «hoja de ruta» clara para toda la Iglesia. Los consagrados, en general, formamos parte de ese espectro esperanzado ante las palabras del Papa. En algunos lugares era especialmente dura desde la misma Iglesia, la evaluación constante hacia la vida religiosa, sus formas, presencias y propuestas. Esto ha cambiado. Hoy se palpa el reconocimiento que la vida anónima de tantos religiosos ha ofrecido, ofrece y ofrecerá al servicio del Reino. De manera inequívoca acaba de decir a los Superiores Generales: «Gracias por vuestro testimonio y también por las humillaciones por las que tenéis que pasar». Y estas palabras de aliento y verdad pueden posibilitar lo mejor de nuestra vocación, sin duda.

Pero las palabras de Francisco, su hoja de ruta, no puede quedarse en un discurso que halague los oídos. Está llamado a hacerse vida y operar cambios. Si no es así, pronto experimentaremos cansancio, las palabras se vaciarán y terminaremos en ese ejercicio, tan contemporáneo y tan antiguo, que conduce a diferenciar la literatura de la economía.

La hoja de ruta para el nuevo año nos pide formar parte del «hospital de campaña» de la Iglesia. O lo que es lo mismo, un viaje decidido hacia lo esencial, dedicarnos a las urgencias, desplazarnos, mover nuestras fronteras y nuestra historia reciente. Lo que ayer evocaba, hoy puede condicionar.

 

Nos pide también cambiar nuestro concepto económico de la misión. Alguien en el seno de la Iglesia tiene que abrazar la provisionalidad de manera expresiva. Nadie como los religiosos para poder hacerlo. Demasiadas garantías y estructuras económicas frenan iniciativas de misión. La presencia entre los últimos pasa por un desplazamiento efectivo que nos convierta en últimos.

Alude constantemente el Papa Francisco a otra forma de gobierno. Nos está proponiendo un liderazgo que desestabiliza. Los consagrados somos muy sensibles a determinados estilos de gobierno en la Iglesia que no se caracterizan por la escucha, la acogida de la pluralidad o la complementariedad de carismas. También nosotros, hijos de esta era, tenemos la tentación del poder, las luchas por los cargos, las disputas y el «carrerismo».

No duda el Papa en pedir una comunión más persuasiva y real. Habla de la murmuración como nunca habíamos oído. Una vida consagrada que aspire a la novedad y al futuro, tiene que desterrarla. Se impone una terapia que nos lleve a salir de las críticas, las filias y fobias y, en consecuencia, advertir y curar a quienes han caído en esa red.

Conscientes de que el mensaje de Dios es para todos sin exclusión, a los consagrados se nos pide reorientar la misión, aunque se cuestionen nuestras tradiciones. La búsqueda de la persona, más allá de nuestros esquemas preconcebidos y autoreferenciales, nos obliga a una salida a la intemperie más claramente. Los consagrados no podemos hablar de que hay quienes se han quedado al margen, estamos obligados a preguntarnos ¿por qué hemos abandonado los márgenes?

Habla el Papa y habla sin miedo. Los consagrados, de momento, escuchamos sin miedo, con emoción contenida y quizá con una duda interior: «¿podrán nuestras estructuras convertirse?». Solo hay una forma de saberlo, y es intentarlo. Empezar personalmente cambiando de estilo de vida, y así pasar de la opulencia a la frugalidad; superando la tensión de conquistar el mundo, para aprender a disfrutar de la vida; o, recrear la conciencia de salvados y queridos para no tratar de asegurarnos con cosas o sitios… Desde ahí, vendrá el cambio de mirada, el abrazo de la realidad, la paciencia, el acercamiento a los pobres en la calle y no en el papel, el agradecimiento vocacional y, en consecuencia, el contagio a los jóvenes. En la hoja de ruta del papa Francisco ésta es la vida consagrada necesaria, y no otra.

 

Índice

Signos, gestos y guiños, Fernando Millán

Mirada con lupa, Josep Mª Abella y Fernando Torre

De religiosos y de jóvenes, Carles Such

La espiral de la Alianza, pasar por la puerta estrecha, José Cristo Rey García

Sobre migraciones y fronteras del sur de Europa, Santiago Agrelo

Con los ojos del alma, Mª José Pérez

Retiro: “Centinela, ¿Cuánto queda de noche?”, Xavier Quinzà

Migajas de Teología y vida, Martín Gelabert

Más que una foto: «Cuando el pobre nada tiene y aún comparte…», Carmen Pérez

Colaboración en el servicio de autoridad, Aquilino Bocos Merino

Regalarnos una tarde, Mariola López

Lecturas recomendadas, Francisco J. Caballero

Ejercicios Espirituales 2014