Hoy Jesús les da instrucciones a los suyos de cómo y qué han de hacer para anunciar el Reino de Dios. Los envía de dos en dos porque sabe que que la visón de dos corazones es mucho más amplia que el soliloquio aburrido de un solo criterio. Sabe que no es bueno que el ser humano esté sólo, que para un anuncio gozoso ha de contarse con compañeros de camino y que la comunidad está formada por dos o más que estén reunidos en su nombre.
Pero lo que es más curioso es que solo les deje llevar un bastón para el camino, sin más aditamentos. Algo en lo que apoyarse mientras se van recorriendo los kilómetros. Ligeros y confiados en un Dios que le gusta salir a los cruces y que no deja abandonados a los suyos porque valen infinitamente más que un par de gorriones aunque a estos también los mime.
El Dios de la providencia de la que solemos prescindir porque confiamos mas en nuestros planes, seguros privados o planes de pensiones. El Dios que viste a los lirios mejor que cualquier diseñador/a francés o español o italiano. El Dios de los pájaros que les da comida sin grandes superficies o complicados apaños de inversiones o de patrimonios estables.
Ya sé que es mucho pedir que no vayamos solos por la vida o que vayamos solo con pequeños bastones y buenas noticias. Quizá Dios se equivoque pidiéndonos tanto o, mas bien, tan poco. Pero Él sigue siendo tozudamente de pájaros y de lirios comunitariamente confiados.