MIRADA CON LUPA

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Teresa Valenzuela, nueva superiora general de las Adoratrices

LA VIDA RELIGIOSA AL FINAL DE UN CICLO: HAY QUE CREAR NUEVAS ESTRUCTURAS QUE SEAN, DE VERDAD, ALTERNATIVA

Chilena de 52 años. De aspecto frágil y convicción fuerte. Sus hermanas acaban de elegirla superior general para los próximos seis años. Las 1200 adoratrices tienen claro que este momento está pidiendo que hagan más explícita su opción por los más débiles. Como su fundadora, santa Micaela, hacen palpable como Jesús, va muriendo, en las calles y zonas marginales en las que muchas mujeres son abocadas a la prostitución, y mil maneras más de marginación…
Teresa se enamoró así de Jesús… Iniciando su camino de adoratriz viviendo entre y para las mujeres excluidas de Santiago de Chile. Ahora está preparada y decidida: Dios le pide ser "visión" para sus hermanas.

¿Cómo asume la adoratriz Teresa Valenzuela este servicio como superiora general?

Con gran sorpresa y desconcierto porque soy consciente de mis grandes limitaciones, debilidades….pero si Dios lo quiere, ¿he de dejar yo de hacerlo? (que decía nuestra fundadora, Sta. Micaela). Lo asumo como voluntad de Dios y oportunidad de ratificar a Dios que a El “sólo quiero servir” me anima la certeza que Su gracia estará conmigo porque “El que me llamó es fiel”
Con gratitud también a mis hermanas de la Congregación por la confianza depositada en mi por medio de las hermanas capitulares y confiada en que todas en unión de corazones y entrega podemos caminar y trabajar en la misión que El nos encomienda en su Iglesia….

Sin prisa, pero sin pausa. ¿Cómo abordar la reestructuración y, en ella, lo
más importante: el cuidado de las personas?

Si no cuidamos a las hermanas, su calidad de vida, no llegaremos muy lejos. Hay que abordar toda reestructuración buscando crear las mejores condiciones materiales, estructuras que posibiliten estilos de vida más ágiles y corresponsables, relaciones fraternas positivas, portadoras de vida y sobre todo revitalizando en cada una la pasión por Cristo desde la vivencia de nuestra espiritualidad eucarística…todo ello nos permitirá acompañar procesos de liberación en “ellas”…


Ustedes están al servicio de los más débiles, de la mujer herida y despreciada… para hacer presente la voz del reino que levanta al caído… ¿Cómo compaginar esta misión de urgencia con una sana estabilidad comunitaria?

La vida comunitaria es esencial para nosotras, desde la fraternidad nos fortalecemos para la misión. No podemos dar lo que no tenemos. Conociendo las fragilidades propias y las de “ellas”…haciendo caminos y procesos de liberación con ellas y como ellas…

 


¿Padecen nuestras instituciones un problema generacional?

Las diferencias generacionales no son un problema, son parte de la vida, tienen que darse. El problema surge cuando no acogemos esas diferencias como lo que son, parte de la vida y como oportunidad de compartir riquezas, de complemento mutuo. Lo que yo no tengo de vitalidad, creatividad, etc…lo tienen las otras.


¿Qué piensa Teresa Valenzuela de la interculturalidad y la intercongregacionalidad?

Como signo de los tiempos es una gran oportunidad de ser significativas y decir algo a un mundo que “ rechaza ciertas culturas” las considera inferiores, en un mundo en que las gentes se desplazan buscando mejores condiciones de vida…globalizado, donde prima todo tipo de intereses menos el de las personas y su bien, un mundo donde todo es unirse por conveniencias o lograr objetivos económicos, materiales, políticos, etc., desconociendo la primacía del ser humano, su dignidad, sus derechos etc. La vida religiosa puede testimoniar que otro mundo es posible… acogiendo respetando y valorando la diversidad cultural, integrando en la propia sus valores, dejándose interpelar y enriquecer con apertura de mente y corazón… en unión a otros en la búsqueda y deseo de potenciarse y unir fuerzas para hacer más y mejor a favor de los que el Señor nos encomienda…en la tarea de anunciar la buena noticia
En las realidades más cercanas es un desafío por alcanzar, hay que pasar de las ideas o teorías a la realidad en la sencillez de la vida cotidiana. Nuestro nuevo equipo general, lo formamos siete hermanas de seis países, creo que esto va a favorecer la unidad y comunión congregacional.

¿Ha pasado el momento de la vida religiosa y ahora es el de los movimientos?

No lo creo. Sin embargo nos dan ocasión para reflexionar….
El Señor es Señor del tiempo, continúa llamando y desde las características de cada tiempo, las personas buscamos responderle a través de distintas formas. En el último tiempo los movimientos irrumpen con una vitalidad y fuerza que nos deja admirados buscando responder como seguidores de Jesús hoy. También la vida religiosa en su momento lo hizo y han sido respuesta válida para el mundo.
Más bien lo veo como una invitación a la vida religiosa para revisarnos. Se trata de un desafío y oportunidad para cuestionarnos y vivir creando las estructuras y organización más adecuadas para responder, marcadas por el contexto y características del momento que cada toca vivir.
La vida religiosa en sus inicios quiso dar respuesta a esa llamada y desde una estructura que era alternativa al mundo. Se nos invita a acoger lo nuevo y a dejarnos interpelar. Yo diría que hay que dar tiempo al tiempo…
También es “una alternativa” de respuesta ante las exigencias de la Iglesia frente al mundo de hoy…esta nueva realidad también nos desafía a acoger y respetar la diversidad…”


Finalmente, déjenos un testimonio personal donde apoya la esperanza

La experiencia de ser instrumento en manos de Dios…y la experiencia de vivir movida desde la fuerza de Jesús Eucaristía como nuestro gran motor y el deseo de poder decir como Sta Micaela: “Sólo he vivido por Dios y para Ellas”