Manuel Jesús Arroba CMF: Inteligencia al servicio del Evangelio.

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A los que sentíamos de cerca el latido firme de su corazón y la fuerza interior grandiosa que le ha acompañado hasta sus últimos días, no nos ha sorprendido la partida a la casa del Padre de Manuel J. Arroba Conde (22-9-1957), en la mañana de este 30 de mayo de 2023. La enfermedad, lo sabíamos desde el principio, vino decididamente a agotar sus fuerzas humanas y su aliento. Y ni un instante dejó de soñar, ante quienes le acompañaban, en el éxito y fuerza de la vida.

Amante de su familia, cuidador de sus amigos, hincha del Atlético de Madrid. Profesor, maestro, guía, orientador y con una exquisita finura para discernir y dar solución a los conflictos, Manuel Jesús deja esta vida terrena plagada de éxitos, al mejor estilo evangélico.  Su Currículum, más que inmenso, es inabarcable. Aquí señalo una pequeña muestra, sin entrar en la inmensidad de sus publicaciones: Licenciado en Teología Dogmática por la Facultad de Teología de Granada y doctor en utroque iure por el Institutum Utriusque Iuris de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Profesor de la Facultad de Teología de Granada (1986-1989). Profesor ordinario de derecho procesal canónico en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma (desde 1989 a 2019). Decano de la Facultad de Derecho Canónico y presidente del Instituto Utriusque Iuris durante 16 años en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Decano de la Sección de Madrid del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del matrimonio y la familia desde 2019. Juez y consultor de varios Dicasterios y Referendario del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica. Actualmente era juez del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica en España; consultor de la Secretaría del Sínodo, de la Congregación para la Doctrina de la Fe y del Pontificio consejo para los textos legislativos.  En fin, que Padre Dios lo revistió con suma elegancia, de esos dos grandes dones del Espíritu Santo: LA INTELIGENCIA Y LA SABIDURÍA.

Pero lo más grandioso de todo su ser era la capacidad que tenía de armonizar su grandeza intelectual con la pasión evangelizadora y pastoral. A Manolo le podíamos aplaudir en una clase magistral de derecho procesal en el alto tribunal, acompañar en un campamento de verano en aquellas playas de Almuñécar (Granada), diseñar con él mañanas de los sábados para la animación de la pastoral de adolescentes en barrios suburbiales, hacer camino en la Pastoral Matrimonial, montar aquellas primeras carrozas de Reyes Magos para ilusionar a todo un barrio, … o tomar un chupito frente a la lumbre, en plena calle, rodeado de gitanos, con corazones nobles.

Y como nada se pierde, y nadie muere, mientras sea amado, desde aquí, Manolo, sólo te decimos: ¡HASTA LA VISTA!  ARRIVEDERCI AMICO.