LA VR RESPONDE AL DRAMA DE LOS REFUGIADOS

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DOMINICOSDOMINICOS: El fenómeno de la migración de los países pobres de la tierra a Europa

(OP.ORG). Del 6 al 9 de julio de 2015 un grupo de frailes dominicos miembros de «ESPACES» se reunieron provenientes de diferentes centros de estudios de Europa (Institut ‘Marie-Dominique Chenu’, Berlín – Centro Espaces ‘Giorgio La Pira’, Pistoia – Dominican Study Center Istanbul (DoStI) y Bruselas) en el convento de los dominicos de Estambul. El objetivo de dicha reunión fue discutir sobre la relación entre religión y sociedad con expertos de Turquía.

Finalizados estos días nos gustaría compartir con vosotros los frutos de nuestra reflexión y enviar un mensaje a nuestras comunidades y a toda la Orden de Predicadores. Ésta es una breve reflexión, el debate sigue abierto.

Vivimos en un momento en el que muchas conexiones relacionales son cada vez más débiles (a pesar del aumento de los viajes globales y exposiciones). Las conexiones son más débiles entre las personas en Europa, entre las personas de nuestras ciudades y comunidades, personas de diferentes culturas y religiones en el contexto internacional, y los vínculos entre los seres humanos y el medio ambiente. Nos hemos reunido como un símbolo, el símbolo de que puede existir la posibilidad de compartir nuestras experiencias y búsquedas, viviendo nuestra misión como una llamada a comunicar y traducir nuestras esperanzas. Somos conscientes de que hoy el Evangelio nos llama a construir puentes, a crear caminos para vivir experiencias de comunidades abiertas al otro. Sabemos que puede haber un futuro para los individuos y las sociedades sólo si estamos dispuestos a compartir nuestra responsabilidad para con los demás.

Nos hemos reunido como hermanos dominicos llamados a predicar. La predicación implica escuchar y proclamar: escuchar la Palabra de Dios de los que sufren; proclamar es entrar en un diálogo de Salvación. Aprendiendo a hablar juntos y compartiendo nuestros proyectos y deseos somos capaces de construir algo nuevo y diferente para los hombres, con el fin de un futuro común. Nos reunimos para hablar porque tenemos miedo de que cuando los diferentes seres humanos no se comunican se cierran en sí mismos y generan un contexto de conflicto y exclusión.

Hemos venido a esta ciudad provenientes de diferentes países de Europa. Empezamos nuestra reunión el día después de que se efectuara el referéndum en Grecia. Hemos experimentado nuestras diferencias como una oportunidad. Creemos que el proyecto europeo nació de la tragedia de la Guerra Mundial, después de la Shoah, del intercambio de proyectos de solidaridad y con la voluntad de defender los Derechos Humanos. Creemos que la crisis puede ser un tiempo de transición que nos lleve a optar por establecer unas relaciones más profundas entre los estados miembros de la Unión, con un nuevo proyecto político compartido, basado en la solidaridad y la solidaridad entre sus miembros.

Nos hemos encontrado en Estambul y compartido a lo largo de estos días nuestras impresiones sobre la situación de la región del mar Mediterráneo: la crisis en Oriente Próximo, la guerra en Siria, la situación política del Norte de África y Turquía y el desarrollo del «Estado Islámico» con su violencia terrorista global. Hablando con especialistas musulmanes y turcos compartimos la relación entre sociedad y religión en diferentes contextos. Nos hemos concienciado sobre los debates y búsquedas que están presentes en el contexto islámico. Hemos profundizado especialmente sobre cómo podemos participar en el bien común, viviendo la experiencia religiosa de una manera que contribuya al desarrollo pacífico de las sociedades.

Estamos preocupados por la cada vez más negativa actitud hacia los extranjeros, especialmente contra los inmigrantes musulmanes y sus descendientes, en nuestros países europeos. Hay una identificación superficial y generalizada que relaciona Islam, terrorismo y violencia. Hay un temor irracional creciente a que Europa se convierta en un continente islamizado y también la convicción de que los musulmanes no son capaces de integrarse en las sociedades democráticas debido a su cultura. Pensamos que se debe hacer una clara distinción entre aquellos que practican la violencia y los que practican sus creencias. Tenemos que condenar y oponernos, junto con los musulmanes que anhelan la paz, a las personas que practican y alimentan la violencia, estando a la vez llamados al diálogo y hospitalidad con las personas que buscan la dignidad, la libertad y la justicia. Creemos que es importante la presencia de comunidades dominicanas en regiones de mayoría islámica y deseamos que esta presencia se pueda mantener en el futuro gracias a la solidaridad de todas las provincias.

Pensamos que el fenómeno de la migración de los países pobres de la tierra a Europa es uno de los signos de nuestro tiempo. Esta inmigración tiene su causa en raíces muy profundas que a menudo se ocultan o no son bien conocidas. Los países occidentales son especialmente responsables de las guerras locales, la violencia, la opresión, la injusticia y la explotación de la tierra. Desde esta perspectiva las migraciones son causa de la desigualdad económica, de la injusticia y de la indiferencia. Hemos de recordar que los emigrantes son seres humanos y que como tales compartimos un mismo origen, todos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Opinamos que el sufrimiento de los inmigrantes es un grito en el que se nos recuerdan las palabras de Jesús: «fui forastero y me acogisteis…» (Mt. 25, 35). Nuestra responsabilidad es encontrar caminos para compartir sus esperanzas y para ofrecerles esperanza/visión de futuro.

Creemos que sus vidas y sus esperanzas son para nosotros una invitación a escuchar lo que el Evangelio nos interpela a llevar a cabo. Ellos nos provocan a hacer teología en relación con los sufrimientos reales, suscitándonos a leer los signos de los tiempos. También nosotros estamos llamados a promover una praxis de la hospitalidad en los diferentes niveles de nuestra vida siendo testigos de la Salvación para todos los pueblos. Como dominicos tenemos la particular responsabilidad de llevar a cabo todo ello en nuestro tiempo.

Thomas Eggensperger, Ulrich Engel, Bernhard Kohl, Ignace Berten, Claudio Monge, Luca Refatti y Alessandro Cortesi.